¿Qué incógnitas marcarán la experiencia de vivir el Mundial 2026 en tres países?
A menos de un año del inicio, el Mundial 2026 sigue rodeado de preguntas: desde la final en Nueva Jersey hasta los costos para los aficionados.

A menos de un año del inicio, el Mundial 2026 sigue rodeado de preguntas: desde la final en Nueva Jersey hasta los costos para los aficionados.
El Mundial 2026 será el torneo más ambicioso en la historia de la FIFA: tres países anfitriones, 48 selecciones y un total de 108 partidos. Sin embargo, a medida que avanza la cuenta regresiva, lo que domina el ambiente no son las certezas, sino las incógnitas que aún rodean la organización de un evento que marcará un antes y un después en el fútbol mundial.
Una de las preguntas más repetidas es por qué el MetLife Stadium de Nueva Jersey fue elegido como sede de la final. Aunque el AT&T Stadium de Dallas parecía favorito por su mayor capacidad y comodidades, la decisión se inclinó hacia la fuerza mediática de Nueva York. Esto ha dejado en el aire la sensación de que la FIFA privilegió la visibilidad global por encima de la experiencia del espectador.
Otra incógnita gira en torno a Dallas, la ciudad con más partidos asignados nueve en total, pero que se quedó sin la final. Para muchos, esta situación plantea un enigma: ¿cómo se entiende que la sede con mayor logística, accesibilidad y ambiente futbolero no sea protagonista en el último partido del torneo?
En México, el Estadio Azteca volverá a abrir la historia, pero también despierta debates. Será el primero en albergar tres Copas del Mundo, y su inauguración traerá recuerdos de Pelé y Maradona. Sin embargo, no son pocos los que consideran que un escenario con semejante legado merecía un rol más protagónico que el de partido inaugural.
En Canadá, la reducción de sedes a solo dos ciudades sigue sin convencer. Toronto y Vancouver representarán al país en el evento, pero la exclusión de Edmonton dejó dudas sobre los criterios aplicados por la FIFA. La interrogante es clara: ¿podrá un país tan vasto mostrar su esencia futbolística con tan poca representación territorial?
Los aficionados también se preguntan cuánto costará realmente vivir el Mundial. Los precios varían radicalmente entre sedes: en ciudades como Houston la experiencia promete ser accesible, mientras que en lugares como San Francisco el costo de vida podría convertirse en un obstáculo para muchos seguidores. En un torneo que aspira a ser inclusivo, la brecha de gastos se perfila como uno de los desafíos más comentados.
Cada día que pasa, el Mundial 2026 se presenta como un rompecabezas incompleto. ¿Será la final en Nueva Jersey un acierto o un error estratégico? ¿Podrá México revivir la mística del Azteca? ¿Tendrá Canadá un papel secundario o sorprenderá con su organización? Y lo más importante: ¿logrará la FIFA ofrecer un torneo tan majestuoso como prometió? Las respuestas llegarán con el pitazo inicial, pero mientras tanto, las preguntas mantienen viva la intriga.