Fuerte relato de Santiago Cruz sobre su paso por el Ejército y las crudas canciones que cantaban
El cantante colombiano compartió su experiencia cuando prestó servicio militar obligatorio, para hacer una reflexión sobre la crisis social que vive el país.
El cantante colombiano compartió su experiencia cuando prestó servicio militar obligatorio, para hacer una reflexión sobre la crisis social que vive el país.
Santiago Cruz recordó su paso por el Ejército en la década de los 90, cuando prestó servicio militar obligatorio, con el objetivo de hacer una reflexión sobre la crisis social y política que vive el país actualmente.
“Yo entré al Ejército a prestar mi servicio militar obligatorio el 7 de Diciembre de 1992. Venía de una familia acomodada de Ibagué, supongo que desde una óptica se podría decir que ricos: Casa propia, acción del Club, comida en la mesa y ropa en el armario. Nunca faltó”, escribió en su cuenta de Twitter.
Destacó que sus padres siempre fueron muy trabajadores, haciendo su mayor esfuerzo para brindarle todo, de hecho mencionó que estudió en uno de los colegios "bien" de Ibagué, "el San Luis, que tenía la particularidad, si mal no recuerdo, que uno pagaba”.
Sin embargo, su vida de "niño consentido" cambió cuando se convirtió en uno de los jóvenes que se preparaban para cambiar su rutina de vida.
“Éramos más o menos 150 jóvenes, niños prácticamente, yo tenía 16 años, a un par de meses de cumplir 17, y todos teníamos más o menos la misma edad. Recuerdo vívidamente cuando uno de ellos se me acercó y me dijo, con cara de felicidad: Listo, un año garantizado con 3 comidas diarias (…) Y luego otro, cuando nos entregaron los uniformes, el camuflado y el habano, que decía: Uy, ropa nueva. Yo nunca he tenido ropa nueva en mi vida”, señaló el cantante colombiano.
Crudas canciones para subir el ánimo
Entre las cosas que más lo marcaron en esta experiencia fueron las canciones que entonaban en contra de los guerrilleros con fragmentos que, aún no logra entender.
“Recuerdo que, teniendo 16/17 años, cantábamos. Con un fusil en mano, canciones que decían que le íbamos a sacar los ojos a los guerrilleros y nos íbamos a beber su sangre… 16 y 17 años. En fin. Respeto y quiero al Ejército, y en medio de ese amor y respeto reconozco lo que ha estado mal, muy mal, y lo que se podría mejorar”, reveló.
Tras compartir su fuerte relato agregó: “Querer y respetar una institución no significa hacerse el ciego ante todo lo que está mal, muy mal, en ella. Aplica para la Policía también. Todo lo contrario, como la quiero y la respeto, deseo que cada día sea mejor".
Y concluyó insistiendo en las fallas que se deben mejorar de fondo para lograr un cambio: "En fin… son días de catarsis y de reflexiones. No sé si tiene algún sentido este hilo, pero al final se trata de burbujas, realidades, instituciones, y unos cimientos muy dañados que tenemos como sociedad. Apaga el Tv y saca la cabeza por la ventana”.