¿Dónde comer cerca de Bogotá?: Cuatro destinos a una hora de la capital

Bogotá cuenta con varios pueblos cercanos que se pueden visitar durante los fines de semana, incluso este es un plan habitual en las familias y amigos que viven en la capital, pues a unas pocas horas de la capital disponen de diferentes restaurantes y zonas de entretenimiento para disfrutar.

Si durante los próximos fines de semana deseas desconectarte un poco de la capital que suele tener un alto flujo vehicular y de personas, hay una variedad de pueblos a pocas horas que podrás disfrutar en familia, entre ellos:

Chía

Este es uno de los lugares más populares para los bogotanos y muchas personas suelen ir a descubrir experiencias gastronómicas a tan solo 30 minutos de Bogotá, al rededor de este pueblo se pueden encontrar restaurantes campestres, asaderos y platos tradicionales colombianos, uno de los restaurantes más conocidos es Andrés Carne de Res.

Desde los restaurantes más reconocidos a los que se encuentran en la vía, cada uno tiene su encanto, además de los restaurantes especializados en postres, así como los típicos merengones de fruta que te puedes encontrar en el camino, además de la cuajada con melado y las almojábanas.

La Calera

A tan solo 20 minutos de la ciudad se encuentra un pueblo reconocido por sus miradores, vistas panorámicas y establecimientos donde se puede disfrutar del canelazo, fresas con crema y otros postres típicos de la zona. A sus alrededores se encuentran restaurantes reconocidos por servir comida tradicional cundiboyacense, por tiendas y mercados locales. Uno de los restaurantes más conocidos es El Tambor.

Sopó

Desde Bogotá se puede transitar por 45 minutos y llegar a este encantador pueblo donde la tranquilidad y la conexión natural se unen en un mismo espacio, allí se pueden encontrar platos típicos y tradicionales, especialmente los almuerzos, uno de los platos más pedidos en la sobrebarriga, además de la variedad de postres a base de leche. Uno de los restaurantes más conocidos, El Portico.

Nemocón

A una hora y media de Bogotá se puede disfrutar de este pueblo de clima frío y disfrutar de la mina de sal que queda a pocos kilómetros, así como su arquitectura colonial, sus calles empedradas y la comida típica como la picada, entre carnes, variedad de papas y bandejas para compartir.