Santa Marta

Por: Redacción Turismo • Colombia.com

Quinta de San Pedro Alejandrino

Dice una vieja frase que uno no es de donde nace sino de donde muere y la bella Santa Marta no solo fue la última morada del libertador de América sino su patria en el camino a la eternidad.

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Dice una vieja frase que uno no es de donde nace sino de donde muere y la bella Santa Marta no solo fue la última morada del libertador de América sino su patria en el camino a la eternidad.

Donde Bolívar emprendió un viaje al infinito

Un Simón Bolívar enfermo y desilusionado de que su lucha y sacrificio se hubiese esfumado en intereses personales y en peleas por el poder, quiso tomar un nuevo aire viajando a Europa para reencontrarse con viejos amigos que le inyectarían vitalidad a su vida política y social.

A lomo de caballo y de mula, el hombre de las dificultades viajó desde Santafé de Bogotá encontrando a su paso algunos de los campos en donde a espada y cañón comandó tropas inspiradas que con sed de libertad acabaron con la opresión española.

Disminuido por las enfermedades su cuerpo le pidió descanso y encontró en Santa Marta un lugar propicio para recobrar fuerzas con la potencia de las olas del Mar Caribe que le devolvería los alientos necesarios para volver a ponerse en pie con la firmeza que siempre caracterizó al caraqueño.

El ilustre ciudadano Don Joaquín de Mier se ofreció a recibir a Simón Bolívar en su bella y gran hacienda llamada “La florida San Pedro Alejandrino” que poseía una magnífica casa de alojamiento y además producía ron, miel y panela, allí el libertador arribó flaco y enfermo, muy diferente a como lucía en sus días de gloria.

La quinta de San Pedro Alejandrino como se le conoce actualmente es uno de los lugares más representativos del turismo en la ciudad de Santa Marta y es un santuario de la patria pues Simón Bolívar cayó vencido por la tuberculosis que padecía pero se convirtió en el inmortal padre de Colombia.

No hay viaje completo a la bahía más hermosa de América sin tomar el sol en las playas del rodadero o sin visitar la quinta en donde Bolívar cerró sus ojos para siempre, edificación declarada Monumento Nacional Histórico porque entre sus muros quedó plasmado un capítulo especial de la historia del país.

Toda la extensión de la Hacienda es recorrida por miles de turistas al año que pretendiendo encarnar los pasos del libertador caminan por cada una de sus habitaciones sin poder evitar querer meterse en su piel y evocar a Manuelita Sáenz la linda quiteña y gran amor de su vida que muy lejos de allí, posiblemente no sabía que el gran hombre de Colombia estaba por despedirse de este mundo con destino a un oscuro sepulcro, totalmente alejado de las fulgurantes luces que sus victorias militares y políticas habían encendido pero que se apagaron en noches de cruentas tormentas.

Cuando los minutos de la visita transcurren, es difícil no impacientarse queriendo ingresar a la habitación en la que el hombre que liberó a cinco naciones diera su último suspiro, la habitación que ocupó Simón Bolívar en su estancia en la quinta.

En su historia tuvo más de quince dueños y que según cuentan los habitantes de la zona aloja fantasmas de personalidades que disfrutan de su comodidad y en las noches inquietan a cuidadores y guardias, ¿Podría el libertador aún pasearse por sus pasillos queriendo comandar su ejército?

Estar frente a la cama en donde Simón Bolívar sintió detener su corazón eriza la piel, no se cree que un hombre de 48 años haya abandonado este mundo faltándole muchos más por batallar, pero así fue su vida, corta pero dinámica.

Visitar la quinta de San Pedro Alejandrino es una cita con nuestra historia pero especialmente con la figura de Bolívar, que contempló sus bellos jardines y se meció en una hamaca colgada entre ceibas y como homenaje, el departamento del Magdalena construyó un completo Jardín Botánico.

Visite la Quinta de San Pedro Alejandrino y respire el aire que al libertador ilusionó.

Horarios:

Temporada baja: domingo a domingo de 9 am a 4:30 pm

Temporada alta (22 de diciembre a 19 de enero, 24 a 31 de marzo y 16 de junio a 21 de julio)

de 9 am a 5:30 pm.

Tarifas:

Adultos: $ 16.000

Niños: $ 14.000

Extranjeros: $ 22.000

Servicio de guía gratuito con propina voluntaria.