Ciudad de Santa Marta - Shutterstock

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UNA TIERRA INOLVIDABLE

“Santa Marta, Santa Marta tiene tren pero no tiene tranvía”, el estribillo de la canción se hace más fuerte mientras nos acercamos a la bella capital del departamento del Magdalena, esa que dicen que tiene la bahía más bella de América y para desmentir la estrofa, sí tuvo un tren y su contagiosa melodía ha hecho bambolear las caderas de muchos colombianos.

Un ferrocarril partía desde la fría y alta ciudad de Bogotá para remontar el Río Magdalena entre bosques, valles y riveras promisorias y cuando el calor parecía poner los rieles de la carrilera al rojo vivo, aparecía el aroma de la sierra nevada para luego confundirse con el del mar caribe en un olor de banano que impregnaba todo a su paso.

Así relatan los abuelos que desde la capital de la República viajaban al Caribe en busca de ese calor que no se podía transpirar jamás en el altiplano.

Playa el Rodadero en Santa Marta - Shutterstock

Playa el Rodadero en Santa Marta - Shutterstock

Santa Marta es el segundo puerto marítimo de Colombia en el Océano Atlántico, es una ciudad viva que tuvo durante muchos años la posibilidad de ser ubicada en un mapa únicamente por ser el lugar en el que falleció el libertador Simón Bolívar, tuvo que labrarse a brazo partido el ser un lugar de pleno y agradable reconocimiento que comenzó a lograr gracias a dos regalos benditos; La sierra y la bahía, dos joyas que solo los samarios tienen y de las cuales se enorgullecen sin la menor modestia.

En Santa Marta la cordialidad brota por los poros de cada habitante, de eso pueden dar cuenta los fundadores españoles, quienes lograron establecer relaciones pacíficas con los indígenas Taironas y convertir a la ciudad en una de las más antiguas del nuevo continente, cordialidad que cinco siglos después se puede disfrutar y sentir en un ambiente que ni el más soñador imaginó.

Arquitectura en Santa Marta  - Shutterstock

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La Sierra Nevada de Santa Marta es vigía y protector de esta ciudad, no es simplemente un vecino, es el alma de cada samario; ese lugar que está en conexión permanente con el espíritu y le brinda la paz y el equilibrio necesario para afrontar cada día. Es la montaña intertropical más alta del mundo a la orilla del mar. ¿Y la bahía?, déjenme les cuento porque la bahía es otra cosa. La bahía de Santa Marta nació bella como toda creación de Dios, contenía un mágico embrujo que hacía que Corsarios y Piratas la eligieran como su hogar permanente, entonces estos quemaban sus naves y se entregaban al disfrute que solo bajo su sol se siente en la playas de El Rodadero, Gaira, Taganga y lógicamente, en el Parque Tayrona.

Taganga en Santa Marta  - Shutterstock

Taganga en Santa Marta - Shutterstock

En Santa Marta, uno de los principales destinos del turismo en Colombia, las actividades marinas y subacuáticas como apnea y exploración componen el menú de opciones para los turistas, también la contemplación de la riqueza oceánica se puede realizar en El Acuario y el Museo del Mar, y para visitantes extremos se encuentran el surf, las regatas, canopy, sky, jet sky y el flyboard.

Quienes desean un contacto con la riqueza histórica de la ciudad pueden pasear por su malecón, recorrer su catedral, visitar La Quinta de San Pedro Alejandrinoy la Plaza de los novios. En fin, en Santa Marta la tranquilidad y la emoción no tienen límites para una visita que sorprenderá a todos y que seguramente le hará regresar porque su ambiente jamás se olvida.

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