Por: Juan Carlos García Sierra • Colombia.com

El ajo hace mucho más que espantar vampiros

Al ajo su olor lo ha condenado a ser rechazado, muchos prefieren solo considerarlo como un ingrediente más de las comidas aunque los chefs lo consideran imprescindible en la cocina.

El ajo tiene propiedades que mejoran la salud. Foto: Shutterstock
El ajo tiene propiedades que mejoran la salud. Foto: Shutterstock

Al ajo su olor lo ha condenado a ser rechazado, muchos prefieren solo considerarlo como un ingrediente más de las comidas aunque los chefs lo consideran imprescindible en la cocina.

Su sabor picante se emplea desde siempre para mejorar el sabor de las comidas y los médicos lo recomiendan para remplazar la sal en los platos, el ajo es nativo de Asia central y allí lo han puesto desde siempre en un lugar supremo, es famoso por su capacidad microbicida y medicinal.

El ajo es mejor consumido crudo, si se cocina pierde cerca del 90% de sus propiedades, por eso se dice que ajo hervido es ajo perdido. El ajo es vasodilatador y facilita la digestión, es antiséptico y anitibiótico, depurativo, estimulante y antirreumático.

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Se recomienda masticar en ayunas uno o dos dientes de ajo para aliviar la hipertensión, la dispepsia nerviosa y el reumatismo, si se muele y se pone sobre la piel, es un magnífico tratamiento para las callosidades, el ajo combate los problemas intestinales y pulmonares.

El gran secreto del poder del ajo radica en sus ácidos volátiles, que son los que producen su característico olor y propiedades antisépticas. Culturas milenarias lo han usado para repeler escorpiones y serpientes; en los humanos regula la digestión estimulando la secreción de enzimas digestivas y la circulación.

El ajo es un alimento super completo y poderoso y entre sus beneficios están las vitaminas A,B,C y D, sodio, azufe, yodo, hierro, potasio, fósforo y calcio, además de alcina, oligoelementos, agua y proteínas.

El ajo alivia la bronquitis, várices, hemorroides, presión arterial, colitis, disentería, infecciones gastrointestinales, arterioesclerosis, asma y artritis. Se recomienda en los casos de mordeduras de serpientes, expulsa las lombrices del estómago y estimula la vejiga al producir orina, acaba con piojos y liendres y clarifica la voz.

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Un ajo en una taza de leche combate el insomnio y en cataplasmas ayuda en los casos de reumatismo. Los cardiólogos coinciden afirmando que el ajo reduce los niveles de colesterol en la sangre, el ajo combate infecciones, reduce la tensión arterial, diluye la sangre, previene y calma la bronquitis crónica, es expectorante, antioxidante y estimula como ningún otro alimento el sistema inmunológico.

En Rusia se conoce al ajo como la penicilina rusa, los romanos lo tomaban para atacar todos los males del cuerpo y en China se conocen desde hace siglos sus poderes antibióticos, poderes que ni los más poderosos antibióticos químicos han logrado mostrar; en Los Estados Unidos, un estudio comprobó que era más eficaz en el tratamiento de tuberculosis, por encima de poderosos fármacos.

Así pues que al ajo no hay que temerle porque cuanto más huele, más poderoso es y consumirlo debe ser una obligación para un cuerpo más sano.

A comer ajo y que al único que espante sea a Drácula.