Por: Juan Carlos García Sierra • Colombia.com

La importancia de todo tipo de desapego para el bienestar emocional

No es malo poseer algo, lo verdaderamente nocivo es que eso te posea.

Alcanza la felicidad con el desapego. Foto: Shutterstock
Alcanza la felicidad con el desapego. Foto: Shutterstock

No es malo poseer algo, lo verdaderamente nocivo es que eso te posea.

Durante siglos, los grandes pensadores han dicho que la verdadera felicidad tiene que ver con sentirse conforme con lo que se tiene y que los grandes sufrimientos del hombre están cercanos a aquellas cosas que anhela y no puede tener.

Vivimos en un mundo en donde se le da importancia a la acumulación de posesiones físicas y a la obtención de todo aquello que nos haga encajar en una sociedad mercantilista, se nos educa y educamos para que el éxito sea medido de acuerdo con la cantidad de cosas que logramos reunir, parece que el verdadero valor de una persona tuviera que ver más con el exterior que con su verdadera riqueza, el interior.

¿Entonces tener cosas es malo?, claro que no, lo importante es no perder la humildad, esa que nos hace entender, comprender y respetar la dignidad de todos los seres humanos y también la nuestra, pero también es importante que no debemos sufrir por no tener las cosas que queremos sino aprender a ser agradecidos con lo que poseemos, así lo consideremos poco, pero que en realidad es mucho.

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La salud mental consiste en comprendernos y aceptarnos, así podremos tener una existencia más tranquila, el desapego de lo material es algo bueno, aunque poco probable por estos tiempos porque todos tenemos necesidades básicas que cubrir y estas incluyen lo material.

No es malo tener algo, lo malo es que ese algo te posea, es decir, que se convierta en la razón de tu vida y en el protagonista de todas tus tristezas y conflictos, la vida y sus alegrías firmes están ligadas a las emociones que producen la amistad, el amor, la protección y gratitud, entre muchas otras.

El desapegarse no significa negarse a las cosas o a las personas, significa que ellas no nos produzcan malestares e inseguridades, existen apegos positivos, esos que nos hacen sentir justamente seguridad, pero incluso en el caso de las relaciones afectivas, no podemos depender de otra persona porque si han de perderse dichas relaciones, no deben ocasionar un excesivo sufrimiento.

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Una relación debe crear un apego maduro y se entiende por ello como aquella interacción en la que se respeta la libertad individual, se comprende, se apoya y se perdona.

No podemos negar la realidad, el carecer de muchas cosas nos origina sensaciones de miedo y angustia, especialmente aquellas básicas como la comida, el vestido, la educación, salud y servicios básicos, pero sufrir porque no contamos con lo que sí tienen otros es un error; debemos fortalecer nuestra autoestima y aprender a ser humildes.

La clave de la felicidad también se encuentra en aprender a no ser dependientes, la única dependencia sana es la confianza en nosotros mismos, no con soberbia sino comprendiendo que somos capaces de alcanzar muchas metas con esfuerzo, disciplina, talento y tenacidad.