Los mejores trucos para mantener el peso a largo plazo

Desde hace ya varios años no han hecho más que salir nuevas evidencias respecto a la ineficacia de las dietas express, dietas milagro o de tantas otras que se hacen para adelgazar y en las que los alimentos que se pueden tomar quedan reducidos a una pequeña lista bastante restringida.

Foto: Pixabay
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Desde hace ya varios años no han hecho más que salir nuevas evidencias respecto a la ineficacia de las dietas express, dietas milagro o de tantas otras que se hacen para adelgazar y en las que los alimentos que se pueden tomar quedan reducidos a una pequeña lista bastante restringida.

A todo el mundo le cuesta hacer dietas, no es una tarea fácil cambiar de repente todos los hábitos de alimentación y empezar a seguir estrictamente otros hábitos que restringen muchos alimentos.

Estas dietas suelen, en su gran mayoría, causar estrés en las personas y, muchas veces, desesperación por haberse saltado las indicaciones de la dieta en algún momento. Además, las evidencias científicas nos muestras que más de 50% de las personas que se han sometido a una dieta terminan por recuperar el peso perdido en los años posteriores. Por lo tanto, si bien se puede perder peso a corto plazo, este tipo de dietas no ayudan a mantenerlo durante un largo periodo.
 
Las dietas no suelen funcionar porque lo que realmente importa es cambiar de hábitos de forma consolidada, de nada sirve haber seguido una dieta durante un mes y haber perdido el peso deseado para después, volver a los mismo hábitos que te hicieron ganar ese peso. Por eso, lo importante para deshacernos de los kilos sobrantes y mantener el peso es hacerlo con paciencia y cambiando el estilo de vida, hay unos cuantos trucos fáciles que ayudan a perder el peso de forma sana y sin causar estrés al cuerpo.

1. Moverse más, adiós al sedentarismo

Hoy en día nos movemos muchos menos de lo que lo hacíamos hace unas décadas, es una realidad que debemos aceptar y a la cual hay que buscarle soluciones. Cuando se trata de bajar de peso, creemos que lo primero que hay que hacer es apuntarse al gimnasio, sin embargo hay otras miles de cosas que podemos hacer para movernos y que suponen realizar ejercicio físico. Pasamos mucho tiempo sentados, ya sea trabajando, viendo la televisión, comiendo… por esto, hay que aprovechar cualquier otro momento para moverse más, ir caminando a los sitios, quedar con los amigos para practicar deportes en equipo, planear salidas para hacer senderismo o ir a nadar, entre muchísimas otras actividades.

2. Dejar de consumir productos ultraprocesados

Los productos ultraprocesados son todos aquellos productos que se han preparado de forma industrial, suelen llevar sustancias derivadas de otros alimentos y materias primas refinadas, además de una larga lista de ingredientes inteligibles, un ejemplo de estos productos son los congelados, la bollería industrial o los snacks de bolsa. En definitiva, no tienen ningún alimento completo que pueda servir a nuestro organismo y su consumo está asociado al desarrollo de muchas enfermedades graves como la obesidad o la diabetes.

En general, no somos seres demasiado complicados y todo acaba reduciéndose a una cuestión de las costumbres que desarrollemos, si en lugar de productos procesados llenamos nuestra nevera y despensa con otros alimentos naturales y no procesados como las frutas y verduras, frutos secos, pescado, legumbres, endulzantes naturales… acabaremos por consumir estos, que además nos animarán a cocinar y a movernos más, es por esto que se trata de una cuestión de costumbres.

3. Buscar nuevas alternativas y opciones de comida

Existe un malentendido respecto a pasar hambre, es decir, privarnos de comer cuando tenemos mucha hambre. Pensamos que de esta manera ayudamos a nuestro cuerpo a quemar grasa acumulada pero lo que ocurre es todo lo contrario, el cerebro entiende que estamos pasando una época de escasez y pasa la orden de retener toda la grasa posible por si esa escasez pueda prolongarse.

Cuando tengamos hambre pero no queramos comer nada que nos pueda hacernos sentir mal o subir de peso lo mejor es buscar alternativas. Por ejemplo, si lo que apetece es azúcar, se pueden preparar platos rapidísimos utilizando cereales,  dátiles, pasas, miel, sirope de agave, fruta… Por el contrario, si lo que más se nos antoja es algo salado, en lugar de tomar patatas fritas podemos preparar chips de col rizada o de garbanzos al horno, hummus con verduras o fajitas integrales de verduras.

Cuando llegan tiempos más calurosos siempre apetece tomar algún refresco azucarado, sin embargo nos podemos encontrar con muchísimas alternativas a estos que nos saciarán, como agua fresquita con sabor a frutas, batidos con frutas (incorporando hielo para que estén fríos) o los batidos de la marca Herbalife, todas estas opciones sirven para disfrutar de la comida, saciarnos y controlar el peso.

Por lo tanto, las dietas que se basan en pasar hambre o comer ciertos alimentos que no nos terminan por convencer, no funcionan si lo que queremos es perder peso a largo plazo. La manera correcta de deshacerse del peso extra y no volver a recuperarlo es hacerlo de forma gradual, incorporando poco a poco buenos hábitos a la rutina de tal modo que no supongan un gran esfuerzo y nos hagan abandonar en el intento.