El cáncer un desafío científico, médico y social
Estudios de la Sociedad Americana de Cáncer revelan la disminución del 26% de tasa de mortalidad en Estados Unidos.
Estudios de la Sociedad Americana de Cáncer revelan la disminución del 26% de tasa de mortalidad en Estados Unidos.
El panorama del cáncer en Colombia, de acuerdo con las cifras del Instituto Nacional de Cancerología, registrará aproximadamente 150 mil casos nuevos por año para el 2035. Este representa, sin duda un enorme desafío para la sociedad, no solo en el país, sino en el mundo, pues la Organización Mundial de la Salud prevé que dentro de 4 años se diagnostiquen, anualmente cerca de 16 millones de casos.
Frente a esta radiografía, el cáncer representa uno de los retos científicos multidisciplinarios que involucra no solo a la comunidad científica y el personal médico, sino también a pacientes y sus familias. No obstante, lo que antes se consideraba una enfermedad mortal sin oportunidad alguna, se perfila actualmente como una patología frecuente que motiva a nuevas investigaciones y formas de tratamiento integral que apuntan a mejorar el tiempo de vida, en los pacientes mediante soluciones específicas, según el origen y el tipo de cáncer.
De acuerdo con la Sociedad Americana del Cáncer y según el Blog que reúne las voces de los expertos de esta entidad, la reducción de mortalidad asociada al cáncer disminuyó en un 26% entre 1990 y el 2015. Esta buena noticia, se debe, entre otros a los progresos de la ciencia y a un conjunto de factores como acceso, detección temprana y mayor conciencia sobre la enfermedad, ya que existe una amplia divulgación de los avances terapéuticos disponibles. El cáncer es una patología que requiere analizarse de manera concienzuda y multidisciplinaria, debido a su relevancia en términos de impacto social a nivel mundial. Aunque los avances científicos y regulatorios han aumentado en las últimas décadas es vital seguir trabajando en equipo entre el Gobierno, las sociedades científicas, la industria farmacéutica y las asociaciones de pacientes, entre otras, para lograr mayor alcance de terapias innovadoras a poblaciones en vía de desarrollo.
En el caso del cáncer de mama existe una reducción del 39% de la mortalidad en Estados Unidos. Esta tasa no es nacional, ni mundial, pues depende en mucha medida de la posibilidad de un diagnóstico temprano y en América Latina, aún una significativa parte de la población femenina tarda en tener atención médica especializada, que permita descubrir la enfermedad en estadios iniciales.
Existen tratamientos que combinan diversas terapias, así como técnicas de diagnóstico más difundidas, entre ellas, el autoexamen como primera forma de conciencia de la posibilidad de tener masas anormales en los senos. De igual manera, los avances de la ciencia permiten definir tratamientos específicos para tratar el 30% de los casos que resultan en Cáncer de Seno Metastásico y elevar las tasas de sobrevida de una manera significativa, manteniendo a las pacientes en mejores condiciones que las que existían anteriormente.
En el caso del cáncer de pulmón según cifras reveladas en el blog “Expert voices Timely insight on cáncer topics form experts of the American Cancer Society, la tasa de mortalidad disminuyó en un 45%. Además de los tratamientos disponibles, la conciencia sobre los efectos nocivos del consumo de cigarrillo ha tenido un importante impacto en esta estadística.
Combinación de terapias, aparatos de imágenes de mayor precisión, alertas en la comunidad médica y conocimiento de los mismos pacientes, son factores que contribuyen a la reducción de la mortalidad originada por cáncer.
De igual manera, los diferentes actores de la salud trabajan, como lo menciona el Instituto Nacional de Cancerología en su informe de gestión 2015, en campañas tendientes a la disminución de consumo de alcohol, erradicación del tabaquismo, manejo del peso ideal, control de riesgos ambientales y promoción de un estilo de vida más activo, que disminuyan los factores de riesgo y la carga de la enfermedad. Todos estos factores tienen una influencia enorme en los costos de la salud y en la calidad de la vida laboral, afectiva y familiar, mientras que constituyen un desafío que muestra resultados favorables en el periodo 1990 a 2015, al disminuir el 26% del número de muertes derivadas de esta enfermedad.
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