Papa León XIV defiende el matrimonio como unión entre hombre y mujer: “No es un ideal inalcanzable”

Con un contundente llamado a redescubrir el valor de la familia y el matrimonio, el papa León XIV presidió este domingo 1 de junio la misa por el Jubileo de las Familias ante más de 45.000 fieles congregados en la Plaza de San Pedro.

En el marco de la Solemnidad de la Ascensión del Señor y la 59ª Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, el Pontífice resaltó la importancia de la unidad familiar como “santuario del amor fiel y fecundo”.

“Son las familias las que generan el futuro de los pueblos”, proclamó el Papa desde el altar, en una ceremonia marcada por la emoción y la ternura. Desde temprano, miles de personas (padres, hijos, abuelos y niños) ocuparon el corazón del Vaticano para escuchar su mensaje. León XIV recorrió la plaza en la papamóvil, bendiciendo a los presentes y besando a los más pequeños.

Durante su homilía, el Santo Padre reflexionó sobre el Evangelio del día y recordó que “todos hemos recibido la vida antes de quererla”. Afirmó que el ser humano nace de una relación y que “nadie puede hacerlo solo”. En sus palabras: “Vivimos gracias a una relación, es decir, a un vínculo libre y liberador de humanidad y cuidado mutuo”.

Desde esa perspectiva relacional, el Papa profundizó en la oración de Jesús durante la Última Cena: “Yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectamente uno”. Explicó que esa comunión no es una fusión impersonal, sino un don de amor divino: “Un amor que une sin aplastar, que salva sin imponer, que construye comunidad sin borrar la diferencia”.

"La familia es un modelo entre hombre y mujer": papa León XIV

Fue en ese contexto que León XIV hizo una férrea defensa del matrimonio como vocación sagrada. Citando a parejas canonizadas como los santos Luis y Celia Martin y los mártires Ulma, afirmó: “El matrimonio no es un ideal inalcanzable, sino el modelo concreto del amor entre el hombre y la mujer”. Y agregó: “Ese amor, al hacerlos ‘una sola carne’, los capacita para dar vida, a imagen de Dios”.

El Papa también dirigió mensajes específicos a cada miembro de la familia. A los esposos, les pidió ser ejemplo de coherencia; a los hijos, gratitud; y a los ancianos, una vigilia sabia y amorosa. “En la familia, la fe se transmite como el pan en la mesa y los afectos del corazón”, afirmó.

Al final, el Pontífice miró al cielo y concluyó: “Un día seremos todos ‘uno’, no sólo nosotros, sino también los que ya nos han precedido en la luz de su Pascua”. Un mensaje de unidad, esperanza y fe que resonó con fuerza en el corazón de Roma.