Por: José Leonardo Quimbay Rodríguez • Colombia.com

Bogotá: Las mentiras alrededor del metro

El alcalde Enrique Peñalosa será el único mandatario de la ciudad que en dos ocasiones no permitió el desarrollo de su principal obra de infraestructura.

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El alcalde Enrique Peñalosa será el único mandatario de la ciudad que en dos ocasiones no permitió el desarrollo de su principal obra de infraestructura.

“El metro de Bogotá” es uno de los proyectos más ambiciosos de infraestructura en la ciudad, una obra que pretende mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y descongestionar la movilidad en la capital. Sin embargo, no todo es color rosa en los proyectos, en Colombia.com te contamos las dos ocasiones por las que el alcalde Enrique Peñalosa no permitió el desarrollo de una de las principales obras para los bogotanos.

El presidente Juan Manuel Santos afirmó recientemente que apoyaba el metro elevado para Bogotá, ante una razón muy fuerte. Ya que el alcalde Enrique Peñalosa le había prometido que si se tendría que mantener el presupuesto original en pesos, por la devaluación se reducía el tamaño de la obra. Supuestamente el presupuesto del metro subterráneo sólo alcanzaría hasta la calle 53. Pero el metro elevado iría hasta la calle 72, y después – no sabemos cuándo, ni si es con el mismo presupuesto del metro subterráneo – este terminaría  hasta la calle 127. 

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El otro argumento del alcalde Peñalosa, que probablemente le habría gustado a Santos, es que este metro elevado “sí se va a hacer”.

Pero lo que sí es seguro es que no se le contó al Presidente que la misma empresa Systra, presentada por la Administración Distrital “como una de las dos mejores del mundo para diseñar metros”, y que en la actualidad recomienda todo el metro elevado,  hace más de dos décadas enfatizó que el metro podría estar en superficie en la periferia de la ciudad pero tendría que ser subterráneo cuando entrara al centro de la ciudad, de acuerdo con el Informe técnico SITM-018-D de julio de 1997.

En el momento de la realización de ese diseño del metro subterráneo de  Systra, Peñalosa firmó una obligación el 13 de febrero de 1998  con el entonces presidente Ernesto Samper, en el que según lo publicó el diario El Tiempo: “El alcalde mayor espera abrir este año la licitación para el metro de Bogotá y adjudicar la concesión a comienzos de 1999. La construcción, según Peñalosa, se iniciaría a mediados de 1999 y concluiría en el 2005”.

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Diseño del metro de Bogotá, 1999, publicado en El Espectador

De aquel metro sólo se salvó un dibujo en el Plan de Ordenamiento Territorial, POT, que la misma administración de Peñalosa aprobó por decreto, y que hoy, desprecia de manera vehemente.   

Por ese año, arribó una misión del Banco Mundial encabezada por el experto Slobodan Mitric, que advertía sobre tres peligros recurrentes en la construcción de metros:

- Poseer un excelente diseño pero no contar con los recursos para construirlo

- Construir el proyecto técnicamente equivocado.

- Tener el diseño correcto pero construirlo deficientemente.

Razones por las que al Jefe de Estado tampoco se le advirtió que iríamos a la construcción de un metro totalmente equivocado y erróneo.

Una mirada a Nueva York

Si damos un vistazo por una de las metrópolis mundiales como Nueva York, esta ciudad cuenta con una de las mejores guías de urbanismo, ya que de ella se puede aprender de aciertos y errores en cuanto a la construcción de metros se trata.

#BuenosDíasNYC: Cuando había metros elevados en Manhattan

Metro elevado sobre la avenida segunda en Manhattan

Un buen ejemplo de ello, es el metro elevado que fue construido sobre la avenida segunda en Manhattan, donde inició su operación en 1875 pero fue demolido en 1942. Una obra que funcionó por 67 años con la idea de un negocio manejado por empresarios privados que terminaron declarándose en bancarrota.

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Pero mientras pasaba esto, fueron construyendo otras tres líneas elevadas en Manhattan. Todas demolidas luego de una cruzada ciudadana que se quejaba de la destrucción de su privacidad, obstrucción de luz, el ruido permanente y la polución generada por partículas producidas por los trenes. Para 1886 Salió un reporte del New York Times: “Estas estructuras no se pueden dejar permanentemente en las calles”. Algo que puntualmente ocurrió y hoy por hoy, no existen metros elevados en el centro de la ciudad.

Por lo pronto le quedará esperar a los bogotanos que el sueño de tener metro propio no sea solo una ilusión, sino una realidad.

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