Por: Jorge Caro • Colombia.com

Armando Ardila: la decisión del metro elevado no responde a las necesidades urbanísticas

El ingeniero Armando Ardila afirma que el metro elevado fue una decisión política, mientras Bogotá celebra el 50% de avance en su construcción.

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Se espera que el primer tren, fabricado en China, llegue a Bogotá en septiembre de este año. Foto: Twitter @MetroBogota
Se espera que el primer tren, fabricado en China, llegue a Bogotá en septiembre de este año. Foto: Twitter @MetroBogota

El ingeniero Armando Ardila afirma que el metro elevado fue una decisión política, mientras Bogotá celebra el 50% de avance en su construcción.

El Metro de Bogotá, un proyecto que ha trascendido generaciones y ha sido objeto de innumerables debates, se encuentra nuevamente en el centro de la controversia. A pesar de que la construcción de la Primera Línea avanza significativamente, alcanzando el 50% de su ejecución, la eterna discusión sobre la pertinencia de un diseño elevado frente a uno subterráneo resurge con fuerza.

El ingeniero Armando Ardila ha arrojado luz sobre una cuestión que muchos sospechaban: la decisión de optar por un metro elevado fue más política que técnica. Según sus declaraciones, durante la administración de Gustavo Petro, los expertos presentaron argumentos técnicos sólidos a favor de la opción subterránea, los cuales fueron respaldados por el entonces mandatario.

"Todo el mundo dice que el metro subterráneo era capricho de Petro, pero un grupo de expertos le presentaba los temas técnicos en reuniones y él estuvo de acuerdo. El diseño elevado sí fue una decisión política, no técnica. Y lo integraron a BRT, algo que no he visto en ninguna parte del mundo", 1 afirmó Ardila en una entrevista reciente.

Esta afirmación pone de manifiesto la tensión entre las consideraciones técnicas y las decisiones políticas en proyectos de infraestructura de gran envergadura. Ardila argumenta que, si bien el metro elevado resulta más económico en términos de construcción, la opción subterránea ofrece beneficios sustanciales a largo plazo, al aprovechar un espacio urbano que, de otra manera, permanecería inutilizado.

Otro punto de discordia radica en el alcance del proyecto. El diseño original, propuesto durante la administración de Petro, contemplaba una extensión hasta la calle 127, mientras que el proyecto actual se limita a la calle 72. Esta reducción ha generado críticas, ya que se considera que limita el impacto y la cobertura del sistema de transporte.

Ardila destaca que la infraestructura subterránea, a largo plazo, genera beneficios significativos al utilizar un espacio que nadie más utiliza. Así, el espacio en la superficie, que es necesario para otras actividades, se deja libre.

Además, se espera que el primer tren, fabricado en China, llegue a Bogotá en septiembre de este año para iniciar las pruebas técnicas en el patio taller ubicado en Bosa.

Datos clave del proyecto:

  • Longitud: 23,9 kilómetros.
  • Número de estaciones: 16.
  • Capacidad de transporte: 72.000 pasajeros por hora/sentido.
  • Número de vagones por tren: 6.
  • Capacidad por tren: 1.800 pasajeros.
  • Velocidad promedio: 42,5 km/h.

     

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