Mitos y verdades del voto en blanco en Colombia

Para nadie es un secreto que la aprobación a los políticos en Colombia es bajo, ya sea en el Gobierno o en las instituciones políticas del país. De hecho, en los últimos años este ítem no supera el 25 %, lo que denota el disgusto de los ciudadanos con la clase política en Colombia.

En consecuencia, la mayoría de los votantes consideran en algún momento de la campaña elegir el voto en blanco como forma de protestar ante los candidatos que simplemente no los convencen.

Es por esto que en Colombia.com decidimos explicar algunas de las principales dudas que tienen los colombianos frente a esta figura electoral tan sonada durante los últimos meses.

¿Qué es el voto en blanco?

Aunque muchos lo observan como una herramienta sin gran valor durante las elecciones, especialmente por la poca importancia que ha tenido en la historia colombiana, el voto en blanco es el único de los instrumentos que puede cambiar el sentido de una elección.

Según la Corte Constitucional y su sentencia C-490 expedida en 2011, el voto en blanco es “una expresión política de disentimiento, abstención o inconformidad, con efectos políticos (…) (que) constituye una valiosa expresión del disenso a través del cual se promueve la protección de la libertad del elector”.

En pocas palabras, es el “representante” de aquellas personas que simplemente no se ven satisfechos con las personas que buscan convertirse en sus gobernantes.

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¿Cómo puedo votar en blanco?

Durante la historia electoral colombiana la forma de escoger esta figura ha cambiado, pues después de 1979 era aquel en el que no se expresaba de “un modo legible y claro el nombre y apellido de la persona que encabeza la lista o del candidato a cuyo favor se vota”, y hasta 1985, “aquel que no contenía nombre alguno o expresamente decía que se emitía en blanco”, esto según la Ley 96 de dicho año.

Cabe recordar que antes de 1986 los tarjetones no tenían las fotos de los candidatos, sino que el votante era el que escribía el nombre de aquel hombre o mujer que quería como gobernante.

Así con el Decreto 2241 de 1986 y su cambio con la Ley 163 de 1994, llegó el voto en blanco que conocemos: una casilla marcada con dicha frase y que contará como voto válido con el simple hecho de que el ciudadano ponga una seña clara en su interior. Esta es la única forma de que este voto se pueda contabilizar. El hecho de no marcar ninguna casilla o marcar el voto en blanco y la casilla de otro candidato se considera como un voto nulo o no válido.

¿Qué pasa si gana el voto en blanco?

Uno de los cuestionamientos más importantes. El voto en blanco puede cambiar por completo el rumbo de unas elecciones si en estas el 50 % + 1 de los sufragantes votan por este. Por ejemplo, para que en una votación de 20 personas pueda ganar el voto en blanco, se necesita que lo escojan 11 personas: la mitad (10) y un elector de más.

En caso de que esto se dé, la Registraduría Nacional indica que “deberá repetirse por una sola vez la votación para elegir miembros de una corporación pública, gobernador, alcalde o la primera vuelta en las elecciones presidenciales”.

Es decir, se deberán repetir las elecciones sin los candidatos que estaban participando.

Los nuevos candidatos podrán ser inscritos dentro los siguientes diez días candelario a la promulgación oficial de los resultados. Con la lista de estos candidatos al día, la Registraduría deberá llamar a elecciones para 60 días después.

Si en las segundas elecciones gana nuevamente el voto en blanco, en dicha ocasión no tendrá validez su triunfo y se dará como ganador al candidato con mayor votación.

Nota: No, los votos en blanco no se suman al candidato que se lleva los comicios. Eso solo es un mito que se propaga en cada elección.

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