Colombia – Bolivia: Luego de 32 años, la cafetera vuelve a una Copa del Mundo en Estados Unidos
La goleada ante Bolivia dejó a la selección Colombia en la Copa del Mundo de 2026, donde seguramente revivirá un doloroso recuerdo.

La goleada ante Bolivia dejó a la selección Colombia en la Copa del Mundo de 2026, donde seguramente revivirá un doloroso recuerdo.
Nostalgia es una palabra que viene del griego y está construida con las raíces ‘nostos’, que podría significar ‘recuerdo’ y ‘algia’, que traduciríamos como ‘dolor’. De esta manera, la nostalgia podría definirse como ese extraño dolor que produce el recordar buenos momentos.
En la noche de este jueves, la selección Colombia goleó a Bolivia y, con el resultado conseguido, terminó inscribiendo su nombre en la próxima Copa del Mundo de la FIFA, en la que sería su séptima participación.
La tricolor apareció por primera vez en 1962 y solo volvió hasta 1990. Se mantuvo activa, primero yendo a Estados Unidos, en 1994 y luego a Francia, en 1998. Luego estuvo ausente hasta 2014 y volvió en 2018.
Ahora, 8 años después, la tricolor vuelve a escribir su nombre en una Copa del Mundo, volviendo a territorio conocido donde, seguramente, aún hay una herida abierta, por derrotas que se salieron del terreno de juego y nos desnudaron como sociedad.
Pero primero, volvamos a la alegría de ‘los buenos tiempos’: Un día como hoy, 5 de septiembre, pero de 1993, sobre las 5 de la tarde de Colombia, la selección Colombia saltaba al terreno de juego del estadio Antonio Vespucio Liberti, para medirse a la Argentina de Alfio Basile, por el último partido del Grupo A, de la eliminatoria sudamericana.
Freddy Rincón en dos ocasiones, Faustino Asprilla en otras dos y Adolfo Valencia, a 6 minutos del final, volvieron ese partido inolvidable -para ellos y para nosotros- y, de esta manera, la tricolor no solo volvía a un mundial, sino que lo hacía por la puerta grande. Como candidato a alzar la copa.
Nada más lejano de la realidad
La selección Colombia se convirtió, literalmente, en un circo. Paseó por el mundo jugando partidos amistosos. Todos querían ver al ‘pibe’, al ‘tino’; al ‘tren’. No sabían dónde quedaba Tuluá, ni Pescaíto, ni Buenaventura. Pero querían ver ese grupo de 11 futbolistas que habían bailado cumbia en la casa del vigente subcampeón del mundo.
Un Mundial doloroso, en todos los sentidos
Y entonces llegó el debut, en el grupo A, frente a la Rumania de un Gheorghe Hagi. El condenado nos pintó la cara y, con doblete de Raduciouiu, derrumbó el castillo de naipes y nos bajó de la nube. Nuestros jugadores eran humanos ¡y perdían!
Y entonces nos tocó enfrentar a los locales: igual que ante Rumania, el escenario fue el Rose Bowl de Los Ángeles e, igual que en el debut, arrancamos perdiendo y por un autogol. Y este, puntualmente, terminó convirtiéndose en uno de los hechos más vergonzosos de nuestra historia.
Pero no por el autogol, sino por lo que vino después; cuando un par de aparecidos, que creen que el dinero está por encima de todo, se llevaron por delante a uno de los defensores más prolijos que ha portado la camiseta amarilla: Andrés Escobar Saldarriaga.
Treinta y dos años después de aquella herida, que se niega a cerrarse pese al paso del tiempo, la selección Colombia vuelve a territorio norteamericano, quizá a mejorar lo hecho en la Copa del Mundo del 94 o quizá a salir en primera ronda. No sabemos. Solo, ojalá, hayamos aprendido a que una derrota en fútbol no es más que eso.