Por: Juan Carlos García Sierra • Colombia.com

Millonarios vs Nacional y el inolvidable partido que marcó una eterna rivalidad

Millonarios vs Nacional es el clásico por excelencia del fútbol colombiano y la eterna rivalidad de ambos fue marcada por un partido y un penal no sancionado en la Copa Libertadores de 1989.
 

Millonarios y Nacional protagonizan la final más esperada del fútbol colombiano de los últimos años. Foto: Twitter @BARRAEMBAJADORA / SVargasOK
Millonarios y Nacional protagonizan la final más esperada del fútbol colombiano de los últimos años. Foto: Twitter @BARRAEMBAJADORA / SVargasOK

Millonarios vs Nacional es el clásico por excelencia del fútbol colombiano y la eterna rivalidad de ambos fue marcada por un partido y un penal no sancionado en la Copa Libertadores de 1989.
 

Millonarios vs Nacional se ha convertido en los últimos años en el clásico más importante del fútbol colombiano, aunque hasta hace poco el enfrentamiento entre verdes y los escarlatas del América de Cali era el duelo que acaparaba la atención, porque en los años noventa, Millonarios dejó de ser protagonista y los títulos se los repartían verdes y escarlatas.

El resurgimiento de Millonarios en la escena futbolística en la última década recobró para el país el clásico nacional por excelencia, que a finales de los años ochenta convertía cada partido en una épica batalla en la que no solo se ponía el prestigio de una escuadra sino el de toda una región.

Las diferencias entre bogotanos y antioqueños han hecho carrera en la historia nacional, un Millos vs Nacional acrecentó una rivalidad que tristemente se tradujo en violencia en las tribunas y las calles exacerbada por jugadores y hasta por los propios medios de comunicación.

Un 26 de abril se inició todo

Corría el año de 1989, uno de los más violentos en la historia colombiana y se jugaba el partido de vuelta por los cuartos de final de la Copa Libertadores de América en Bogotá, la ida en Medellín había saldado un resultado favorable para Atlético Nacional con victoria por la mínima diferencia con gol de John Jairo ‘la turbina’ Tréllez.

El partido definitivo en Bogotá, con el estadio El Campín a reventar, fue un encuentro de ‘toma y dame’ en todo el sentido de la palabra, porque, así como hubo buen fútbol, también hubo abuso de la pierna fuerte y el protagonista no fue algún goleador, sino el árbitro del encuentro, el chileno Hernán Silva, de tan negro recuerdo en los hinchas azules como los uniformes de los referís en la época.

Carlos Enrique ‘la gambeta’ Estrada adelantó a Millonarios en el marcador a los 25 minutos desatando la locura en las tribunas, pero a los 80, nuevamente ‘la turbina’ Tréllez aguó la fiesta para los locales, que con bronca vieron como los verdolagas celebraban su paso a la semifinal del torneo que al final ganaron.

¿Y dónde está el silbato?

La polémica llegó a los 67 minutos cuando Arnoldo ‘el guajiro’ Iguarán fue derribado en el área por el portero de Nacional, René Higuita, un claro penal que el árbitro austral vio o no quiso ver, solo él sabrá, o sabía, porque falleció en Miami en 2017.

A Silva, justo en el momento en el que ‘el loco’ Higuita en las 16 con 50 embestía como camión al delantero guajiro, se le cayó el silbato, y al recogerlo señaló tiro de esquina, de nada valieron las quejas, ni el tumulto de los jugadores embajadores, y menos el amago de bronca con sus pares de Nacional, no se sancionó un penal claro y eso influyó en el resultado final: Millonarios, de gran temporada, se despedía del torneo más importante del continente, en gran medida, por un error arbitral del tamaño de El Campín.

Ese 26 de abril de 1989 surgió una nueva rivalidad futbolística y regional que ha alcanzado ribetes violentos, algo que no debe tener cabida en el fútbol, desde entonces, paisas y rolos libran un encuentro dentro y fuera del campo, y como la vida es irónica, Atlético Nacional se coronó campeón de su primera Copa Libertadores de América jugando como Local en El Campín de Bogotá porque sobre el Atanasio Girardot de Medellín pesaba una sanción.