Andrés Salazar: El héroe tras bambalinas de Colombia, en su triunfo frente a Japón

El 14 de junio de 2014, la selección Colombia de fútbol, en su rama masculina, volvía a un campeonato mundial luego de 16 años de ausencia. Dirigidos por José Néstor Pékerman, una selección que venía de hacer grandes presentaciones, tanto en el mundial sub20 2003, como 2005, se juntaba con talentos que se comenzaron a proyectar en el mundial de 2011 de Colombia, para formar una de las mejores selecciones de la historia y que daría a los hinchas una de sus mayores alegrías.

Así, aquel día 14, del sexto mes, del 2014, el himno nacional volvió a sonar en un campeonato mundial, en esta ocasión en el bellísimo estadio Mineirao, de Belo Horizonte, casa del Atlético Mineiro y del Cruzeiro. En frente estaba el conjunto de Grecia, que llegaba a Brasil dirigida por el portugués Fernando Santos.

Esa tarde, cuando el cronómetro apenas llegaba a 5 minutos, Pablo Armero quedó en la historia tras anotar el primer gol de Colombia, 5836 días después del anotado por Léider Preciado contra Túnez, en la fase de grupos del mundial de Francia 98. El lateral izquierdo, surgido del América de Cali, se consolidaba como uno de los puntos altos de aquella selección, dirigida por Pékerman.

Ese mismo 2014, a 7400 kilómetros de distancia, en la ciudad de Medellín, empezaba a tejer su historia un pre adolescente Andrés Salazar Osorio. El escenario no podía ser otro que el Pony fútbol, que en aquel momento cumplía 30 años de proyectar leyendas cafeteras. Aquel pequeño, para ese ese campeonato cumplía 11 años y vestía ya la camiseta de Atlético Nacional.

De eso ya han pasado 9 años; 9 años en los que el lateral izquierdo ha madurado, jugando incluso varios partidos como titular, en el once de Paulo Autuori, actual estratega del conjunto verdolaga, teniendo incluso participación en Copa Libertadores. Héctor Cárdenas lo llamó para hacer parte de la selección Sub20 y, tras un buen sudamericano, se ganó el cupo para el Mundial de Argentina.

El colombiano se quedó en la titular y, vistiendo el número 17, se apoderó de la banda por la que, hace casi una década, corrió un ya legendario Pablo Armero. El juvenil antioqueño fue fundamental en las dos anotaciones de Colombia, en su victoria frente a Japón, en la jornada de miércoles y además fue uno de los puntos altos de defensa.

Ahora, aunque todavía falta mucho para que llegue a la misma altura del jugador de América de Cali, los hinchas podemos estar tranquilos; sabiendo que hay futuro, en una posición en la que, históricamente, ha sido difícil para los entrenadores cafeteros, encontrar jugadores. Habrá que esperar, pues, para que Andrés Salazar viva su propio “14 de junio”.