Por: Jessica Mutis • Colombia.com

Malick Ndiaye el niño que con latas y alambre pudo conocer la luna

Así fue la historia del pequeño senegalense quien con sus propias manos desarrolló un telescopio con el que pudo ver la luna.

El niño a los ocho años de edad reconocía  populares estrellas. Foto: Shutterstock
El niño a los ocho años de edad reconocía populares estrellas. Foto: Shutterstock

Así fue la historia del pequeño senegalense quien con sus propias manos desarrolló un telescopio con el que pudo ver la luna.

A sus cortos doce años, Ndiaye usó materiales reciclados para crear el artefacto, su interés por la astronomía surgió desde que era más pequeño. A la edad de ocho años, aprendió a identificar las mayores estrellas conocidas: Sirio, Betelgeuse o Aldebarán. Para instruirse, se guío de un libro viejo de su padre llamado “Todo un Universo”.  

Pero la asombrosa historia se remonta a su padre, el chófer personal de Abdou Diouf, expresidente de Senegal, un hombre curioso que le heredó ese intriga por el universo y las ganas de alimentar el conocimiento por medio de la lectura y los documentales. Fue en la jubilación del expresidente hace 30 años que llegó el libro promotor del experimento a manos de la familia, puesto que este se los regaló y el chófer lo llevo a casa cuidandolo como un tesoro, que tiempo después fue la inspiración para Malick de acuerdo al diario El País.

El chico, creo sus propios mapas en el cielo para reconocer los cuerpos celestes como las constelaciones, nebulosas, estrellas y planetas. El relato, tiene lugar en Mbacké, una ciudad en el interior de Senegal. Ndiaye, el pequeño científico comentó al diario El País: “tardé dos semanas en construir el telescopio. Cuando enfoqué al cielo nocturno y vi los detalles de la superficie de la Luna me pareció que podía tocarla con la mano”. 

Además, después del suceso por medio de un señor se hizo reconocido por redes sociales ya que “Un día estaba en la puerta de casa y pasó un hombre que trabajaba en la obra de la carretera, me preguntó si era algo de topografía y le dije que no, que era un telescopio que me había fabricado yo mismo. Entonces me hizo fotos y un video, que subió a Facebook”.

A pesar de esta gran creación, su madre se sintió agobiada por el reconocimiento pues ella no quería que su hijo se desconcentrara de sus estudios asegurando “él tiene que seguir con sus estudios y todo este revuelo me preocupaba”. Pero Malick, claramente estaba destinado para algo grandioso, y en ese momento fue cuando el profesor Maram Kaire, presidente de la Asociación Senegalesa para la Promoción de la Astronomía (ASPA) apareció en su vida. 

“Me llegaron mensajes desde todos lados. Cuando pude ver el vídeo me recordó a mí mismo cuando era chaval y pensé en todos los esfuerzos que hacemos para divulgar esta ciencia. No dudé en reaccionar porque sé lo difícil que es contemplar las estrellas sin un instrumento adecuado, tener una pasión y no poder desarrollarla”. Indicó el científico colaborador de la NASA. 

“Hablé con la madre de Malick y le ofrecí un telescopio con el desafío de que él tenía que construir el trípode. Tardó una semana en fabricarlo con maderas y ya lo tiene en casa” Agregó Maram. Es así como ahora el niño tiene dos artefactos, uno profesional que quizá cuesta mucho dinero, y otro que le hizo ganar el mayor de los premios, conocer la luna por primera vez con sus propios medios. 

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