Por: Redacción Tecnología • Colombia.com

Exorcista asegura que ritos reales son más tenebrosos que "los que muestran en 'pelis"

La mayoría de las personas que "son atacadas", no creen en nada, dice exorcista. 

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El sacerdote se popularizó por contar las anécdotas y comparaciones de sus exorcismos reales. Foto: Twitter @OD_Osona
El sacerdote se popularizó por contar las anécdotas y comparaciones de sus exorcismos reales. Foto: Twitter @OD_Osona

La mayoría de las personas que "son atacadas", no creen en nada, dice exorcista. 

Joan Prat es el sacerdote exorcista de la diócesis de Vic en Barcelona, España, y se ha 'viralizó' al asegurar que los exorcismos reales, "son mucho peores de lo que muestran las películas". 

Según detalló el hombre de fé, ante medios internacionales, jamás se imaginó en un trabajo parecido. "Cuando tomo mi maletín, suelo asustarme al ver la sombra de mi mísmo", se burló. 

Aseguró que la espiritualidad necesita de la ciencia, a la hora de hacer un exorcismo. "Usualmente los psiquiatras participan, y hasta envían pacientes que consideran tienen síntomas de algo mucho más grave". 

Prat asegura que es una tendencia extraña, pero cada vez más, las personas que tiene que ayudar son agnósticas "no son creyentes de nada, buscan algo que los ayude a librarse de ellos (demonios). Es increíble, son ateos y al final de lo que pasa, dejan de serlo. Pueden decir, el mal me hizo creyente". 

Las prácticas regulares de un exorcismo se basan en un espacio para orar y hacer un ritual, que va acompañado de una plegaria sensible del sacerdote y en ese simple gesto, si se trata de un espíritu maligno, él (demonio) se revela. 

"Orar es un acto de provocación para ellos, una conversación honesta con Dios Padre puede revelar el verdadero mal. Me ha tocado escuchar voces guturales, dicen cosas sobre ti y te hacen dudar de todo", aseguró el sacerdote. 

El sacerdote compartió que lo más similar a un verdadero exorcismo sí se reflejó en 'El Exorcista' de Willian Friedkin de 1.973. "El aspecto más similar, es que la posesión reduce a la persona, a un punto, en el que ya no es el mismo y se pierde en sí".