Por: Jessica Mutis • Colombia.com

Por proyecto de la NASA mujer se vio obligada a tener encuentros íntimos con delfín y se enamoraron

Fue en el año 1960 que la investigadora Margaret Howe se vinculó en un proyecto apoyado por la NASA que tenía el objetivo de entender cuanto podían comunicarse los humanos con estos mamíferos y así poder hablar con los extraterrestres.

Fueron en total 6 días los que bastaron para enamorarse. Foto: Youtube BBC
Fueron en total 6 días los que bastaron para enamorarse. Foto: Youtube BBC

Fue en el año 1960 que la investigadora Margaret Howe se vinculó en un proyecto apoyado por la NASA que tenía el objetivo de entender cuanto podían comunicarse los humanos con estos mamíferos y así poder hablar con los extraterrestres.

El proyecto estuvo encabezado por el neurólogo John Lilly quien, apasionado por la capacidad de los delfines en cuanto a su comunicación, desarrollo cerebral y entendimiento, decidió aventurarse para poner en acción un experimento y así lograr la comunicación con los humanos. 

Marget de 23 años accedió para hacer parte de esta idea y por este motivo convivió con tres delfines, dos hembras y un macho que estaban en cautiverio por el científico en las islas Vírgenes. John, no era novato en el tema, había estudiado previamente el cerebro de los cetáceos encontrando similitudes entre sus sonidos, chillidos y la comunicación humana. Cuestionándose de tal manera sobre la capacidad que tienen los infantes para aprender el idioma de sus padres y partiendo de ahí lograr que los delfines aplicaran la misma fórmula de aprendizaje por medio de la socialización humana. 

Peter era el nombre del delfín macho escogido para iniciar tal estudio, por su parte Howe se comprometió tanto a enseñarle a Peter que decidió no regresar a casa sino pasar todo el tiempo con el animal en un lugar semi lleno de agua que le brindaba la posibilidad de vivir “normal” pues el delfín podía nadar tranquilamente y la mujer dormir y llevar ropa seca. 

En cuanto a las clases, la mujer tenía pensado impartirlas dos al día, seís días a la semana durante un periodo de dos meses y medio. Rutina que con el tiempo se vio afectada por los cambios en el comportamiento del animal resumiéndose a solo 6 días. Dejando salir sus instintos Peter empezó a cortejar a la mujer primero tenía acercamientos con sus pies y muslos, posteriormente se sintió atraído por el cuerpo de la mujer y buscaba satisfacer sus deseos sexuales. 

Normalmente la investigadora se defendía con un palo de escoba y unas botas de goma, pero claramente la fuerza del animal llegaba a dominarla por lo que tenía que pasarlo a otro estanque donde estaban las delfín hembras y así cumplir sus deseos naturales. 

“Peter estaba madurando sexualmente y era un poco travieso. Esa relación de tener que estar juntos se convirtió en disfrutar realmente de estar juntos, y querer estar juntos, y extrañarlo cuando él no estaba allí", dijo la mujer a la BBC.

En función del experimento, Margaret accedió a masturbar el cetáceo “Por mi parte no era algo sexual, era una forma de sentirnos más cerca: yo estaba ahí para conocer a Peter y 'eso' era parte de Peter”, recordó Lovatt cincuenta después.

En cuanto a los resultados el delfín pudo decir “ball” (pelota) e imitar, pero todo se sustanció cuando los investigadores de la NASA comenzaron a querer llevarlo más lejos, experimentando con LSD y algunas sustancias para incentivar y motivar los cerebros de los delfines, por lo que el líder de la investigación decidió detener todos los experimentos.

Tiempo después como un sinónimo de pena moral el delfín dejó de respirar ya que estos animales pueden detener esta función en el cuerpo por voluntad. Dejando caerse lentamente a las profundidades, según afirman por la separación con su cuidadora y amor platónico humano se suicidó, por su parte, la mujer se casó con el fotógrafo del estudio y tuvo tres hijos.