Por: Redacción Vida Sana • Colombia.com

Leucemia linfocítica crónica: un invisible cáncer que corre por la sangre

la edad promedio del diagnóstico es 71 años y es dos veces más común en los hombres que en las mujeres.

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Al presentar los síntomas debes acudir a tu médico. Foto: Shutterstock
Al presentar los síntomas debes acudir a tu médico. Foto: Shutterstock

la edad promedio del diagnóstico es 71 años y es dos veces más común en los hombres que en las mujeres.

La Leucemia linfocítica crónica (LLC) es un tipo de cáncer de la médula ósea y la sangre de avance lento, que es considerada como una de las leucemias más comunes diagnosticadas en la edad adulta. Por lo general, la LLC afecta a las personas mayores.

Existen cuatro tipos principales de leucemia, entre ellos se encuentran la Leucemia mieloide aguda, la Leucemia mieloide crónica, la Leucemia linfoblástica aguda y la Leucemia linfocítica crónica; esta última, según cifras de la Fundación Colombiana de Leucemia y Linfoma, es la responsable del 20% y 30% de las leucemias en los adultos.

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“La LLC hace que los glóbulos blancos, llamados linfocitos, crezcan de manera descontrolada. Estos linfocitos anormales, que no pueden combatir las infecciones, son capaces de evadir la muerte celular, desplazando de esta forma a otras células saludables de la médula ósea, el tejido linfático y la sangre”, explica el doctor Alejandro Ospina, hematólogo COBOS / Universidad El Bosque.

¿Cuáles son los síntomas?

Puede causar cansancio, debilidad y dificultad respiratoria; propensión a las infecciones debido a la escasez de glóbulos blancos normales y hematomas o hemorragias debido a un bajo nivel de plaquetas.

Sin embargo, cifras de la Fundación Colombiana de Leucemia y Linfoma advierten que un 35% de los pacientes no presentó síntomas previos, lo que generó barreras de acceso al diagnóstico y al tratamiento.

“Esta no es la única cifra preocupante, pues se estima que un 31% de los pacientes no recibió un diagnóstico acertado y un 40% no consultó al médico general tras la aparición de los principales síntomas, lo que sugiere un alto desconocimiento de la patología”, asegura Yolima Méndez, presidente de la Fundación Colombiana de Leucemia y Linfoma.

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Las personas que viven con LLC tienen sistemas inmunes debilitados debido a la propia enfermedad y los tratamientos a los que se someten, por lo que las infecciones oportunistas son un grave riesgo para sus vidas; estas representan aproximadamente entre el 30% y el 50% de las muertes relacionadas con la enfermedad.

Sin embargo, este no es el único aspecto que afecta la calidad de vida de los pacientes. Según estudios de la Fundación, el 39% de ellos reportó sentimientos de tristeza en el momento del diagnóstico y otro 32% sintió miedo. Del mismo modo, los cambios más frecuentes a raíz de esta leucemia son los hábitos alimenticios en un 25%, la actividad física en un 23% y la vida social en otro 18%.

Un tratamiento adecuado significa una mejor calidad de vida

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Dado el carácter crónico de la enfermedad, el panorama de tratamiento de la LLC ha evolucionado con la introducción de las terapias dirigidas que ofrecen alternativas a la quimioterapia; sin embargo, sigue existiendo la necesidad de contar con nuevas opciones terapéuticas que sean tolerables y que proporcionen respuestas integrales, aún para los pacientes difíciles de tratar.

El tratamiento para este tipo de cáncer resulta desafiante debido a que los pacientes pueden tener una recaída en su salud o volverse resistentes al tratamiento. Actualmente, existen diferentes opciones como la quimioterapia, la radioterapia, la inmunoterapia, la terapia dirigida y el trasplante de médula ósea.

“Las personas que padecen LLC en sus etapas tempranas se monitorean detenidamente; sin embargo, normalmente no reciben tratamiento sino hasta que aparecen o cambian los síntomas”, advierte el doctor Ospina.

Por último, cabe mencionar que el uso de estos tipos de tratamientos depende de diferentes factores como la etapa de la LLC; los síntomas y signos; los recuentos de glóbulos rojos, blancos y plaquetas; si el hígado, bazo o nódulos linfáticos son mayores de lo normal; la respuesta a la terapia inicial; y si se trata de una enfermedad recurrente.