Por: U.N. • Colombia.com

Diagnósticos de mal de Chagas no son de buena calidad

En Colombia, uno de los más recientes estimativos sugiere que 437.960 personas estarían infectadas con Chagas.

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En Colombia, uno de los más recientes estimativos sugiere que 437.960 personas estarían infectadas con Chagas.

Aunque los métodos de diagnóstico están financiados por el Estado y forman parte del plan de salud básico, la mayoría de los pacientes tienen que asumir los costos tanto de la prueba confirmatoria (ya que en los centros primarios de atención no tienen la capacidad de realizarla) como del transporte a las ciudades que cuentan con laboratorios para realizar el examen.

Esta fue una de las barreras que encontró Juan Felipe Porras, magíster en Infecciones y Salud en el Trópico de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), después de evaluar la calidad de la evidencia de la transmisión oral en investigaciones sobre casos y brotes ocurridos.

El mal de Chagas es una enfermedad parasitaria endémica en Latinoamérica, que se transmite de distintas maneras y es considerada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una de las 17 enfermedades tropicales más olvidadas.

Otra de las barreras identificada por el magíster tiene que ver con la organización del sistema de salud, ya que, por ejemplo, no hay pruebas diagnósticas en hospitales de atención primaria; hay pocos centros para realizar las pruebas confirmatorias; falta conocimiento acerca de la enfermedad dentro del cuerpo médico, y de validación de las pruebas rápidas; y además dificultad para interpretar los resultados, entre otros aspectos.

Foto: Shutterstock

El investigador señala que, a partir de las dificultades, la calidad de los registros es regular, lo que origina un alto riesgo de que las conclusiones sean engañosas o erradas. En otras palabras, “cuanto mejor sea el reporte, mejores serán las conclusiones, y a su vez se podrán tomar decisiones e intervenciones basadas en una evidencia de manera mucho más sólida”, advierte.

Evidencia epidemiológica

Para el magíster, existe una relativa ausencia de estudios que evalúen la calidad de la evidencia epidemiológica disponible acerca del contagio por vía oral de Chagas agudo, por lo que se buscó la lista de registros en múltiples bases de datos, mediante una revisión sistemática.

“Se encontraron 534 registros, de los cuales se escogieron 36 para la síntesis, en los que el número promedio de pacientes por estudio fue de 29, un número mínimo de confirmados de 2, y el máximo en un reporte de brote en una escuela de Caracas (Venezuela), fue de 1.032”, comenta.

La mayoría de los reportes encontrados en esta búsqueda sistemática provenían de Brasil, seguido de Colombia, Venezuela, Bolivia y Guyana Francesa, estos dos últimos con un solo reporte cada uno.

De las bases de datos halladas y evaluadas, se observó que, en cuanto a la calidad global, cerca del 50 % de los artículos incluidos en este estudio obtuvo una calidad media, el 30 % una calidad alta y 20 % una calidad baja, según el periodo de seguimiento y los grupos evaluados, entre otros ítems.

Chagas, agudo en Colombia

En América Latina, el parásito Trypanosoma cruzi se transmite principalmente por contacto con las heces u orina infectadas de insectos triatomíneos que se alimentan de sangre. Por lo general, estos viven en las grietas y huecos de las paredes y los tejados de las casas mal construidas en las zonas rurales y suburbanas.

Por lo general pican en zonas expuestas de la piel como la cara, y defecan/orinan cerca de la picadura. Los parásitos penetran en el organismo cuando la persona picada se frota instintivamente y empuja las heces o la orina hacia la picadura, los ojos, la boca o alguna lesión cutánea abierta.

También se puede transmitir por consumo de alimentos contaminados por Trypanosoma cruzi; por contacto con heces u orina de triatominos o marsupiales; por la transfusión de sangre infectada; por la transmisión de la madre infectada a su hijo durante el embarazo o el parto, o por el trasplante de órganos provenientes de una persona infectada.

La enfermedad de Chagas tiene dos fases claramente diferenciadas: la aguda y la crónica. La primera dura unos dos meses después de contraer la infección; durante este tiempo circula por el torrente sanguíneo una gran cantidad de parásitos que pueden originar fiebre, dolor de cabeza, agrandamiento de ganglios linfáticos, palidez, dolores musculares, dificultad para respirar, hinchazón y dolor abdominal o torácico.

Durante la fase crónica los parásitos permanecen ocultos, en especial en el músculo cardiaco y digestivo. Con el paso de los años, la infección puede causar muerte súbita por arritmias cardiacas o insuficiencia cardiaca progresiva por destrucción del músculo cardiaco y sus inervaciones.

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