La meditación puede curar dolores

La mayoría de las personas apoyan a la medicina como medio para solucionar cualquier enfermedad, dolencias; pero no todo el mundo es igual y existen otras alternativas.

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La mayoría de las personas apoyan a la medicina como medio para solucionar cualquier enfermedad, dolencias; pero no todo el mundo es igual y existen otras alternativas.

Muchos estudios comprobaron que sirve para curar muchos males.

Aunque no lo creas la meditación es muy buena para la salud, y muchos estudios realizados en la Universidad de Medicina Wake Forest en Estados Unidos han comprobado que tiene muchos aspectos positivos en cuanto a curarnos en diferentes áreas.

Todos podemos hacer meditación, simplemente necesitamos un poco de guía, concentración y estar abiertos y dispuestos a hacerlo.

La meditación implica un permitir, un dejar pasar, una capacidad progresiva para renunciar a la tensión física y mental. Pero también lleva implícita una relación especialmente benéfica, que se traduce en una plena atención, un estar alerta que garantiza que cada cuerpo utiliza la cantidad de energía estrictamente necesaria no sólo para que permanezca sentado y con la espalda erguida, sino también para que realice, sin dificultades, las tareas físicas diarias. Dicho en otras palabras, la meditación reeduca el cuerpo, eliminando los malos hábitos de la tensión física y los sobreesfuerzos innecesarios que solemos asumir desde una etapa excesivamente temprana de la vida, además de procurar una mayor consciencia corporal. En efecto, el meditador está en armonía con su cuerpo, hasta el punto de percibir la tensión y relajarla.
    
Beneficios de la meditación.

 
¿Cuáles son los beneficios que se consiguen a través de la meditación?


Se pueden resumir del modo siguiente:

• Relajación física.

La meditación implica un permitir, un dejar pasar, una capacidad progresiva para renunciar a la tensión física y mental. Pero también lleva implícita una relación especialmente benéfica, que se traduce en una plena atención, un estar alerta que garantiza que cada cuerpo utiliza la cantidad de energía estrictamente necesaria no sólo para que permanezca sentado y con la espalda erguida, sino también para que realice, sin dificultades, las tareas físicas diarias. Dicho en otras palabras, la meditación reeduca el cuerpo, eliminando los malos hábitos de la tensión física y los sobreesfuerzos innecesarios que solemos asumir desde una etapa excesivamente temprana de la vida, además de procurar una mayor consciencia corporal. En efecto, el meditador está en armonía con su cuerpo, hasta el punto de percibir la tensión y relajarla.


• Más consciencia sobre los procesos del pensamiento.


Eso no significa que el meditador pueda ni deba interrumpir a su antojo, los pensamientos o ideas indeseables, sino que gracias a la fuerza de la atención los pensamientos no pueden dominar su mente. La persona es consciente de sus pensamientos, pero sin estar atado a ellos. De este modo, las ideas ingratas no consiguen preocupar, inquietar o perturbar tanto la mente del meditador.


• Tranquilidad creciente y capacidad para superar el estrés.


Al igual que los pensamientos dejan de tener poder para dominar al meditador, lo mismo sucede con las emociones. La persona puede sentir tristeza o enfado, pero tal y como sucede con las ideas, esas emociones se mantienen a una considerable distancia del meditador, el cual, a pesar de ellas, experimenta una poderosa sensación de paz y tranquilidad interior.


• Desarrollo de la consciencia.


La consciencia consiste en la capacidad para darse cuenta de lo que sucede a nuestro alrededor, y de desviar la atención de una cosa a otra tan pronto como hace su aparición, en lugar de distraerse con los pensamientos y diálogos interiores de cada día, como si estuviésemos soñando despiertos.


• Fomento de la autocomprensión.


Si nos preguntaran si nos conocemos a nosotros mismos, generalmente responderíamos que sí. Pero, en realidad, la mayoría de nosotros somos unos perfectos extraños en nuestra propia mente. Tendemos a vivir en la superficie de nuestra vida interior, y sólo tenemos presente los pensamientos superficiales, ignorando lo que pasa en los niveles más profundos del inconsciente. Incluso pasamos por alto de dónde derivan nuestras ideas o cuáles son sus orígenes.


• Desarrollo del pensamiento creativo.


La creatividad implica acceder o abrirse a los niveles inconscientes de la mente, donde nacen los pensamientos originales. Cuanto más sosegada esté la mente consciente, más capaces seremos de alcanzar dichos niveles.
 

• Desarrollo de la memoria.

Una buena parte de nuestro olvido se debe a nuestra incapacidad para concentrarnos en lo que sucede en el entorno, y, en consecuencia, para almacenarlo en nuestros bancos de memoria. En gran parte se debe a la interferencia de la mente consciente, sobre todo cuando estamos preocupados o ansiosos, como por ejemplo, antes de hacer un examen. La meditación ayuda a apaciguar estas emociones inhibidoras y nos permite recordar las cosas en el momento necesario. El ejercicio y desarrollo de la consciencia también contribuye a potenciar la memoria. En este sentido, no conseguiremos recordar las cosas con regularidad a menos que seamos plenamente conscientes de ellas. Con frecuencia, acusamos a los niños de "estar en las nubes" o de olvidar cosas que para nosotros son importantes. Pues bien, el problema consiste (por lo menos parcialmente) en que pasamos tanto tiempo diciéndoles que piensen, que cerramos una buena parte de su consciencia del mundo exterior.


La meditación no es algo que sólo se pueda hacer sentado en un almohadón con las piernas cruzadas, sino que también se puede meditar de pie, tumbado o sentado en una silla. El estado mental es mucho más importante que la posición del cuerpo, aunque estar sentado con la espalda recta ayuda a ejercer la atención y la atención constituye una parte fundamental de la meditación. Por otra parte, la meditación tampoco es algo que sólo se pueda realizar en el silencio y la intimidad del dormitorio. En realidad, se puede meditar prácticamente en cualquier parte (en un tren, esperando el autobús, antes de asistir a una reunión o a una entrevista, etc.) y en cualquier momento del día.

A diferencia de muchos adultos, los niños no suelen sufrir de tensión arterial alta o trastornos cardíacos, aunque es probable que las semillas de éstas y de muchas otras enfermedades típicas de los adultos se gesten durante la infancia. Cuanto más ayudemos a los niños a estar en paz con su propio cuerpo, más posibilidades tendremos de estar ayudándoles a evitar esas letales patologías en el futuro.

Muchas personas han comprobado que con apenas veinte minutos diarios de meditación ayuda a aliviar dolores de todo tipo en nuestro cuerpo, sólo tienes que concentrarte en tu respiración haciendo que la misma sea profunda y constante para entrar de lleno en la meditación para curar dolores.

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