Teatro Jorge Eliécer Gaitán: fantasmas tienen atemorizado a celador del recinto

En el misterioso escenario del Teatro Jorge Eliécer Gaitán, cuando las luces se apagan y el telón cae al anochecer, una inquietante historia del más allá se despliega. En fechas recientes un valiente celador, encargado de custodiar las instalaciones del recinto en las horas más silenciosas, narró su experiencia con una serie de encuentros sobrenaturales que desafían toda explicación lógica. 

Se trata de Carlos, quien lleva más de una década en el oficio de la seguridad privada. Este hombre contó en entrevista para La Mega, los extraños sucesos de los que ha sido testigo trabajando en el teatro. 

Aunque según Carlos en un inicio era muy escéptico frente al tema paranormal, una serie de vivencias lo llevaron a creer en la existencia del más allá. Todo comenzó una noche cuando estaba junto a un compañero y decidió abrir las ventanas de uno de los espacios del teatro para que entrara aire y luz.

En aquel momento mientras hablaba con una de las encargadas del aseo escuchó cómo de repente se cerraron todas las ventanas de un solo golpe sin explicación aparente. “Esas ventanas son un poco pesadas, hasta para hno cerrarlas”, dijo.

En ese instante pensó que había sido una compañera quien estaba jugándoles una broma; sin embargo, al analizar la situación se dieron cuenta de que no era así, pero no encontraban otra explicación lógica.

Aquel día decidieron dejar pasar el suceso, pero con el paso de los días se enteró de que no había sido el único que había presenciado hechos extraños dentro del teatro. Algunos de los actores le confesaron que en el camerino uno se escuchan risas y susurros del más allá a la vez que el ambiente se torna frío y lúgubre de la nada.

Al parecer, los hechos fantasmales se remontarían al año 1948, año en que murió Jorge Eliécer Gaitán, cuya muerte desató un estallido social que acabó con la vida de muchas personas. Según cuenta la historia, muchos de esos cuerpos fueron albergados en las instalaciones del teatro.

Luego de esta tragedia el recinto cerró y años más tarde fue reinaugurado en honor al “Caudillo del Pueblo”. Sin embargo, se dice que muchas de esas almas quedaron penando en el recinto y no han podido trascender.