Por: Alexandra Mendez • Colombia.com

Sudores nocturnos: ¿Cuándo acudir a un especialista y cómo tratarlos?

Según cifras de la Organización Mundial de la Salud, hasta un 34% de adultos padecen sudores nocturnos.

Esta podría ser la causa de tus sudores nocturnos. Foto: Shutterstock
Esta podría ser la causa de tus sudores nocturnos. Foto: Shutterstock

Según cifras de la Organización Mundial de la Salud, hasta un 34% de adultos padecen sudores nocturnos.

Los sudores nocturnos son más habituales de lo que muchas personas imaginan, y aunque en la mayoría de los casos no son sinónimo de un problema de salud grave, en otros puede representar un síntoma de una enfermedad mayor. 

De acuerdo con el experto Salvador Álvarez Martín, especialista en Medicina Familiar y Comunitaria, del HC Marbella Intenational Hospital y miembro de la OMS, esta problemática es bastante frecuente y molesta, pues muchas personas se ven obligadas a despertarse durante la noche para cambiarse de ropa e incluso ducharse para poder conciliar el sueño. 

El experto indica que “hasta un 34% de los adultos pueden tener sudores nocturnos” y la mayoría de estos son personas sanas; sin embargo, un pequeño porcentaje podría estar sufriendo los síntomas de enfermedades crónicas o de otro tipo. 

Según el especialista, “en determinados casos este signo puede enmascarar alguna enfermedad o problema oculto, siempre que se acompañe de otros síntomas”. Las enfermedades o patologías que están relacionadas con este signo son: 

  • Enfermedades tumorales (cánceres hepáticos o renales y las leucemias y los linfomas). 
  • Determinadas infecciones agudas (la fiebre tifoidea, o la salmonelosis)
  • Infecciones crónicas (tuberculosis o el paludismo).
  • Enfermedades endocrinopaticas (hipertiroidismo o la diabetes). 
  • Enfermedades digestivas (reflujo gastroesofágico).
  • Enfermedades respiratorias (síndrome de apnea obstructiva del sueño). 

Sin embargo, también pueden significar una enfermedad relacionada con la parte emocional y mental como la ansiedad y la depresión. “Es importante destacar que en todas estas enfermedades aparecen síntomas característicos de cada una de ellas”, destaca, por lo que sufrir sudores nocturnos por sí solos no tendría por qué suponer un riesgo mayor. 

El portal especializado en medicina y salud Mayo Clinic explica que otras causas de los sudores nocturnos son: el consumo de medicamentos para la depresión, la terapia hormonal, la metadona u otros fármacos para tratar el nivel bajo de glucosa en la sangre.

Algunos signos de alarma para consultar al doctor son la recurrencia de los sudores, la interrupción del sueño, fiebre, pérdida de peso, dolor en una zona específica, tos, diarrea u otros síntomas de consideración.

¿Cómo calmar los sudores nocturnos de forma natural?

Aunque la recomendación ante cualquier síntoma o malestar siempre será acudir a un especialista y hacerse los chequeos necesarios, existen algunos remedios caseros y trucos que puedes implementar para disminuir esta problemática. A continuación te compartimos algunos:

  • Salvia: este tratamiento es sugerido principalmente para mujeres durante el comienzo de la menopausia, pues según un estudio reciente, el extracto de esta planta puede ser altamente beneficioso para disminuir varios de estos síntomas. Sin embargo, no es recomendable su uso en personas hipertensas o con diabetes. 
  • Ventilador: intentar mantener la temperatura de tu habitación entre los 16 y los 19 grados centígrados es primordial para evitar los sudores excesivos. Si no puedes adquirir un ventilador, intenta abrir las ventanas de tu espacio durante el día.
  • Ejercicio: si la causa de los sudores nocturnos es el estrés o la ansiedad, lo mejor que puedes hacer es practicar algún deporte, esto ayudará a que tu cuerpo esté más relajado y puedas dormir mejor durante la noche.
  • Evita el consumo de alcohol o bebidas estimulantes: la deshidratación también puede ser un factor desencadenante para los sudores nocturnos, por lo que lo recomendable es no beber alcohol o beber mucha agua durante el día para evitar la descompensación.