Mujer quedó en silla de ruedas por comer un platillo con nueces a las que era alérgica

Todos los seres humanos son diferentes, algunos tienen un sistema inmunológico muy fuerte y pueden consumir casi cualquier cosa sin que les haga daño; sin embargo, otras tantas son sensibles a ciertos alimentos y consumirlos les puede causar daños irreversibles en el organismo. 

Uno de los factores que puede causar reacciones graves en el ser humano son las alergias. Estas son definidas por el portal especializado en medicina Medline Plus como la “sensibilidad a sustancias, llamadas alergenos, que entran en contacto con la piel, la nariz, los ojos, las vías respiratorias y el tubo digestivo. Dichas sustancias pueden ser inhaladas hacia los pulmones, ingeridas o inyectadas”.

Aunque las reacciones alérgicas son comunes, en algunos casos se pueden tornar tan graves, dependiendo del sistema de la persona, que pueden causar síntomas y efectos como sarpullido, hinchazón, picazón, shock anafiláctico y hasta la muerte. 

Este fue el caso de una mujer de 29 años que fue a un restaurante, pidió su platillo sin nueces, pero hicieron caso omiso y tuvo una tremenda reacción alérgica que la dejó con daño cerebral y en silla de ruedas.

Se trata de Amy May Shead, una joven productora de televisión exitosa de Gran Bretaña, que nunca se imaginó lo que le podía suceder al consumir alimentos con nueces. Sin embargo, unas vacaciones le cambiaron la vida para siempre. 

Amy se encontraba disfrutando de un descanso junto a sus 4 mejores amigas en Budapest. Una noche, fueron a un restaurante y al pedir su comida le indicó al mesero que era alérgica a las nueces; sin embargo, ya sea por un descuido o por omisión, su platillo las contenía, por lo que no pudo terminar ni su primer bocado cuando comenzó la reacción. 

En pocos segundos Amy comenzó a tener un shock anafiláctico y ante la falta de oxígeno tuvieron que trasladarla de inmediato a un hospital. Aunque los médicos lograron salvarle la vida, tuvo un daño cerebral irreversible.

La falta de oxígeno durante un periodo prolongado de tiempo le causó una parálisis incurable y aunque pasó varios meses en tratamiento y terapias, su cuerpo no presentó mejoras. Ahora no puede hablar, ni caminar, una situación bastante desesperante, pues no puede hacer nada por su propia cuenta. 

Por fortuna, la joven no está sola. Hoy en día sus padres están a cargo de ella, la cuidan a diario, la ayudan a hacer todo lo que debe y a llevar una vida digna. Sin embargo, alegan que nunca han recibido apoyo de ningún tipo por parte del restaurante, ni de los directos responsables de que Amy tuviera esa reacción.