La altura, el principal enemigo de Junior de Barranquilla en el duelo ante Millonarios

Junior de Barranquilla, actual campeón del fútbol colombiano, es una muestra fiel de la situación de este deporte en este país, pues es tan irregular que, el ganador de un torneo, puede quedarse por fuera de la disputa del siguiente título.

El equipo tiburón atraviesa por una complicada y comprometida situación, porque para clasificarse a los cuadrangulares finales del torneo, debe ganar los partidos que le restan, pero la ecuación no es fácil de resolver, porque sus elementos influyen en el resultado.

El próximo encuentro de Atlético Junior es nada más ni nada menos que contra Millonarios, un equipo cuya mala campaña lo tiene pendiendo de un hilo y debe también ganar todos los partidos que le restan para poder estar en la fiesta de los cuadrangulares.

Millonarios revivió y tiene respirador artificial, pero el juego contra los tiburones se realizará en la ciudad de Bogotá, una plaza tradicionalmente difícil para los de curramba, pues su desempeño en la altura no es el mejor, lo que poner a pensar a sus seguidores e ilusiona a los azules.

Mala racha en la altura

Junior tiene a la altura como su gran enemigo, pues en el 2024 ha caído 4 veces y ha obtenido un empate en ciudades con esta condición natural, exactamente Tunja y Bogotá.

Perdió 2 a 0 en la final de la Superliga contra Millonarios en El Campín; empató 2 a 2 con Boyacá Chicó en Tunja, Fue superado por Patriotas por la mínima diferencia; cayó en Techo con Fortaleza y finalmente, fue vapuleado 3 goles a 0 por Independiente Santa Fe en El Campín.

Junior no tiene buena racha en la altura, pero en el fútbol nada está escrito porque un tiburón herido puede ser letal y Millonarios también viene de sufrir por la altura porque en su partido de Copa Libertadores ante Bolívar de Bolivia en La Paz, salió perdedor por marcador de 3 goles contra 2.

Los dirigidos por Arturo Reyes esperar lograr un resultado histórico en Bogotá y acabar con la mala racha enfrentando a equipos capitalinos en El Campín, templo del fútbol, pero también de la música y los conciertos que suelen dejar la grama en malas condiciones.