Por: Juan Carlos García Sierra • Colombia.com

Antanas Mockus, el político diferente que intentó siempre reeducar a los colombianos

Antanas Mockus se convirtió en una figura popular de la política sin ser político y sin usar estrategias políticas. Este hijo de lituanos convirtió la pedagogía en la mejor forma de gobernar.

Antanas Mockus caló hondo en los colombianos y fue candidato presidencial y alcalde de Bogotá dos veces. Foto: Youtube
Antanas Mockus caló hondo en los colombianos y fue candidato presidencial y alcalde de Bogotá dos veces. Foto: Youtube

Antanas Mockus se convirtió en una figura popular de la política sin ser político y sin usar estrategias políticas. Este hijo de lituanos convirtió la pedagogía en la mejor forma de gobernar.

Cuando se habla de político es difícil quitar el estigma de que son personajes con gran poder de palabra, siempre de traje y buenas maneras, pero de discutida reputación. Colombia no escapara a ese estereotipo, pero hubo un hombre que rompió el molde, porque se convirtió en una de las figuras políticas más importantes de la historia colombiana sin ser político.

Aurelijus Rutenis Antanas Mockus Sivickas, más conocido como Antanas Mockus, fue ese político diferente a todos los demás, aunque muchos siempre lo han definido como un hombre de academia y no un político. Este descendiente de lituanos y habitante del tradicional barrio de Quinta Paredes en Bogotá, logró ganarse un lugar en la mente de los colombianos y en la historia del país gracias a su irreverencia, siempre bien justificada y hasta explicada de manera pedagógica.

Antanas Mockus, matemático de la Borgoña en Francia y filósofo de la Universidad Nacional, llegó a ser rector de este importante claustro y gracias a que no se apegaba a lo establecido logró escalar rápidamente en la escena política colombiana sin las tradicionales campañas, e incluso, financiación de cualquier candidato.

Mockus fue nombrado rector de la Universidad Nacional en 1991 y comenzó a mostrarse como un hombre diferente, aunque muchos lo llamaban excéntrico, gustaba de dirigirse a cualquier lugar en bicicleta, y en 1994 en el auditorio León de Greiff de la ciudad universitaria, intentaba dirigirse a un recinto abarrotado de estudiantes que no lo dejaban hablar, de manera que, para lograr captar la atención del público, bajó sus pantalones y mostró al grupo estudiantil sus glúteos.

Esa ‘bajada de pantalones’ fue criticada por unos, pero aplaudida por muchos, especialmente jóvenes, logrando que el matemático y filósofo ganara popularidad, y gracias a ella se presentó a las elecciones a la Alcaldía de Bogotá ese mismo año con una campaña hecha por estudiantes y muy diferente a las tradicionales que demandaban millonarias sumas.

Antanas Mockus fue elegido alcalde Mayor de Bogotá y su administración se caracterizó por ser pedagógica y de desarme entre la población, una estrategia para hacer que cada ciudadano comprendiera el valor de la convivencia, el respeto por los demás y las normas, y el sentido común.

Con mimos, payasos y diversas estrategias traídas del circo enseñaba y ‘castigaba’ a quien incumplía las normas básicas, como por ejemplo peatones que no suban las cebras para pasar las calles o conductores que no respetaban los semáforos en rojo.

Mockus fue candidato presidencial en 1998, pero no obtuvo los votos esperados y fue elegido después senador. En 2001 fue nuevamente alcalde de Bogotá y en 2006 se presentó a las elecciones, pero la figura de Álvaro Uribe Vélez pesaba demasiado y no tuvo opción.

El exrector de la Universidad Nacional fue director de la Corporación Visionarios, un centro sin ánimo de lucro ya desaparecido que investigaba, diseñaba, asesoraba e implementaba acciones para lograr cambios voluntarios en el comportamiento colectivo.

Antanas Mockus tiró un vaso de agua al candidato presidencial Horacio Serpa y se casó en un circo, estuvo alejado de la política durante un tiempo y regresó para apoyar la candidatura de Sergio Fajardo en 2010 y desde el 2017 hace parte de la Alianza Verde.

Los quebrantos de salud lo han mantenido con un perfil bajo en la arena política, pero su figura tiene un peso pedagógico como ninguna en el país.