Por: Juan Carlos García Sierra • Colombia.com

Gabriel Goyeneche el eterno candidato presidencial de gran oratoria e ideas descabelladas

Al boyacense Gabriel Goyeneche le llamaban el candidato vitalicio porque se postuló 5 veces a la Presidencia de la República. Sus promesas de campaña pasaban de lo ingenuo a lo descabellado.
 

Gabriel Antonio Goyeneche era oriundo de Socha en el departamento de Boyacá. Foto: Youtube
Gabriel Antonio Goyeneche era oriundo de Socha en el departamento de Boyacá. Foto: Youtube

Al boyacense Gabriel Goyeneche le llamaban el candidato vitalicio porque se postuló 5 veces a la Presidencia de la República. Sus promesas de campaña pasaban de lo ingenuo a lo descabellado.
 

Son varios los aspirantes a la Presidencia de la República que después de muchos intentos no lograron convertirse en inquilinos de la Casa de Nariño, y eso es lo que le vaticinaban algunos a Gustavo Petro en los pasados comicios, sin embargo, la suerte sonrió para el cordobés criado en Zipaquirá porque ratificó aquello de que ‘la tercera es la vencida’.

Hubo un candidato presidencial independiente que sin hacer parte del Congreso ni de ningún partido político, que en su época eran prácticamente dos, el Conservador y Liberal, durante dos décadas conformó el ramillete de quienes querían regir los destinos del país.

Gabriel Antonio Goyeneche, un boyacense del municipio de Socha, fue candidato presidencial entre los años 1958 y 1974, lo que quiere decir que participó en 5 elecciones para elegir mandatario nacional, lo que lo convierte en el candidato con más participaciones en los comicios presidenciales de la historia del país.

Pedro Claver Téllez relata en su obra “Biografía del disparate” que la primera ocasión en la que Goyeneche fue candidato presidencial en 1958, apenas obtuvo 12 votos, a lo que el candidato consideró como “los 12 apóstoles”, resignándose de manera bíblica a su escasa acogida.

Goyeneche fue llamado ‘el candidato vitalicio’, y aunque jamás hizo parte de la creación de una ley por no haber pertenecido a alguno de los órganos legislativos, sus propuestas todavía resuenan en el ambiente y son traídas a colación cuando algún candidato moderno postula propuestas poco realizables.

Este hombre se ganaba la vida vendiendo volantes en los que consignaba su ideario político y gustaba de realizar arengas y discursos en la Universidad Nacional, en donde residía en una habitación de la facultad de veterinaria y en emblemáticos lugares del centro de la ciudad de Bogotá como la Plaza de Bolívar y la plazoleta del Rosario.

Cientos de espectadores, la mayoría estudiantes y gente del común, se juntaban para escuchar las ocurrencias de este casi eterno candidato, que, aunque de ideas descabelladas, eran buen orador y mantenía su público atento, y, sobre todo, divertido.

Goyeneche hace parte de la historia política del país porque prometió, entre otras cosas, ponerle marquesina a la ciudad de Bogotá para evitar que esta se inundara con las fuertes lluvias de las temporadas invernales, pero cuando vio que esta idea no gozaba de aceptación, la cambió por la de pedir a la Fuerza Aérea bombardear las nubes que se acercaran a la capital de la República.

Debido a problemas de navegabilidad en algunos tramos del río Magdalena, Gabriel Antonio Goyeneche, expuso la teoría de que, para solucionar ese problema, lo mejor era pavimentarlo, lo cual resultaba fácil porque ya estaba el agua y solo era cuestión de agregarle cemento y arena.

Este orador boyacense también tuvo la solución para evitar que la chicha dejara de ser mal vista por varios sectores de la sociedad, así es que formuló la idea de convertirla en champaña, una propuesta diferente a la de las bodas de Canaán, porque para esto idearía una máquina especial.

Goyeneche era hábil con las palabras, era buen lector y vestía con ropas que le donaban los estudiantes, falleció en 1978, pero sus ideas, aunque descabelladas, no estaban lejos de los candidatos ‘formales’, que como siempre, prometieron de todo y no cumplieron casi nada.