Deportaciones: ¿Qué pasa con deportados que sus países de origen no quieren recibir?
Los deportados que sus países de origen no quieren recibir quedan inmersos en un limbo jurídico.

Los deportados que sus países de origen no quieren recibir quedan inmersos en un limbo jurídico.
En medio de las redadas que realiza el ICE en los Estados Unidos con miras a la detención y posterior deportación de inmigrantes indocumentados surge la inquietud sobre qué sucede si las personas deportadas no son recibidas por sus países de origen.
Los procesos de deportación se basan en vuelos en los que se devuelven al país del cual son oriundos los inmigrantes o a su último lugar de residencia, sin embargo, existe la posibilidad de que estas naciones no acepten a los ciudadanos deportados.
Limbo legal
Las razones que llevan a una nación a no aceptar deportados son la falta de documentación, confirmación de la nacionalidad del individuo o conflictos diplomáticos entre los Estados Unidos y otras naciones, de igual manera, pueden algunos países negarse a recibir deportados que cuenten con antecedentes penales o sean considerados de alta peligrosidad.
Un limbo legal puede surgir en una situación como estas porque los deportados no tienen permitido regresar a los Estados Unidos, pero tampoco pueden regresar al lugar de donde provienen.
En medio del limbo migratorio, los Estados Unidos realizan una detención prolongada del deportado, pero esta situación puede prolongarse indefinidamente, y, en caso de que la deportación se realice en un periodo razonable, generalmente de 6 meses, la persona puede ser liberada bajo supervisión, aunque su situación legal sigue siendo incierta.
Los deportados regresados a los Estados Unidos no pueden trabajar legalmente ni acceder a beneficios sociales y muchas veces dependen de redes de apoyo informales como familiares amigos o comunidades locales, además se enfrentan al permanente riesgo de ser detenidos si su situación sigue sin resolverse.
Una de las opciones que tienen los deportados con un limbo jurídico es que terceros países acepten recibirlos, un proceso complejo y que no siempre resulta exitoso. Otra opción es que el deportado busque asilo o algún tipo de estatus migratorio que le permita quedarse legalmente en los Estados Unidos, pero estas alternativas no son sencillas de obtener.