Por: Jessica Mutis • Colombia.com

Astrónomo colombiano lideró estudio y descubrió antiguas estrellas en una galaxia

El antioqueño Óscar Macías trabajó arduamente junto a 16 profesionales internacionales encontrando las también denominadas púlsares, los primeros en una galaxia enana.

Óscar Macías. Foto: Óscar Macías Web
Óscar Macías. Foto: Óscar Macías Web

El antioqueño Óscar Macías trabajó arduamente junto a 16 profesionales internacionales encontrando las también denominadas púlsares, los primeros en una galaxia enana.

La pequeña galaxia, se ubica dentro de la vía láctea y lleva por nombre esferoidal de Sagitario. Lo que se sabe sobre estos lugares tal como lo reseñan los expertos y reúne el diario El Colombiano, es que eran tan viejos que no eran capaces de generar suficiente energía para alimentar el universo, los púlsares han abierto la esperanza de que esto suceda. La razón, es que su origen se da a partir de la muerte de estrellas supernovas de las que obtienen energía “Son estrellas antiguas que tienen entre 5.000 y 6.000 millones de años”, comentó al diario Macías.

Así mismo, el portal astronomía.com explica que, los pulsares fueron descubiertos en 1967 por Anthony Hewish y Jocelyn Bell en el observatorio de radio astronomía en Cambridge. Se conocen muchas estrellas pulsantes, pero sólo dos, la Pulsar del Cangrejo, y la Pulsar de la Vela, emiten pulsos visibles detectables. Se sabe que estas dos también emiten pulsos de rayos gamma, y una, la del Cangrejo, también emite pulsos de rayos-X.

Aunque en la vía láctea, existe registro de cientos de estos, que siguen aumentando no se habían descubierto en lugares así, con más años de antigüedad que el mismo Sistema Solar. La galaxia enana de Sagitario, tiene 13.000 millones de años y por su parte el sol 5.000 millones.

“Un púlsar de milisegundo puede ser del tamaño de Medellín, pero con la masa del Sol comprimida en ese espacio, por lo que son muy pesados. Tan solo una cucharada de uno de ellos pesa lo que pesa el Monte Everest” manifestó el experto.

El proceso inició con el descubrimiento de burbujas gigantes compuestas de radiación gamma, en el centro de la Vía Láctea, para ello se usó el Telescopio Espacial de Rayos Gamma Fermi. Seguido de esto, empezaron a estudiar el punto más brillante de estas, llamado capullo de Fermi. La primera teoría que supusieron los investigadores, sobre la fuente de alimento para las burbujas de la galaxia era un agujero negro, el cual expulsa chorros de energía.

Lo que dieron cuenta, con la investigación, es que el parche lumínico del capullo de Fermi coincide con la distribución de estrellas de esa galaxia: las estrellas (púlsares) inyectaban radiación gamma a las burbujas y no es por el agujero negro, teoría principal.

La información, sigue en estudios para su debida confirmación, y lo que se explica es que “la galaxia de Sagitario tiene unos púlsares de milisegundo, que rotan sobre sí mismos mil veces cada segundo, y que al girar emanan la energía que alimenta las burbujas de Fermi” señala el diario El Colombiano.

Por otra parte, se subraya que los rayos gamma pueden ser inyectados en la vía láctea, los cuales son nocivos para la vida en la Tierra pero que, gracias al campo magnético, se evitan repercusiones. En consecuencia, las radiaciones gamma tienen el poder de afectar las misiones de los astronautas, pues pueden generar cáncer en los seres humanos.