Seis tips para alimentar el cerebro
Durante las últimas décadas, médicos y científico se han interesado mucho por la conexión que existe entre nutrición y salud cerebral.
Durante las últimas décadas, médicos y científico se han interesado mucho por la conexión que existe entre nutrición y salud cerebral.
Hoy en día, las investigaciones científicas apuntan a la necesidad de una dieta equilibrada y nutritiva para mantener la salud cognitiva a medida que envejecemos. La nutrición también tiene un impacto en otros aspectos de la salud del cerebro, ayudando a mantener la normalidad en el estado de ánimo, enfoque mental, motivación y atención.
La salud cerebral es esencial para la salud general del individuo ya que el cerebro controla todas las funciones corporales. Un cerebro que funciona bien tiene neuronas intactas y sinapsis que comunican mensajes para controlar las funciones corporales básicas como la respiración, la frecuencia cardíaca, la sensación y el movimiento, así como también experiencias mentales como estados de ánimo, razonamiento, atención y habilidades espaciales de la visión. Las alteraciones relacionadas con la edad llegan acompañadas por desorientación espacial, así como disminuciones en la función motriz y que por ende, conducen a la disminución de la fuerza muscular y la pérdida de equilibrio y coordinación.
A medida que el cerebro envejece, se atrofia, sus conexiones sinápticas se vuelven menos efectivas y sus células no se comunican como sí lo hacían durante la juventud. Una acumulación gradual de proteína en las regiones cerebrales que controlan la cognición se correlacionan con el deterioro cognitivo.
Una considerable evidencia científica apunta al estilo de vida como clave para proteger la salud del cerebro a medida que las personas envejecen. Una correcta nutrición, ejercicio mental y físico, así como la reducción del estrés, pueden mejorar el rendimiento cognitivo y posiblemente retrasar el inicio de la demencia en la vejez.
El Dr. Gary Small, Integrante del Consejo Consultor de Nutrición Herbalife, Director del Centro de Longevidad de la Universidad de Los Ángeles California, profesor y Director de la División de Psiquiatría Geriátrica en el Instituto Semel para la Neurociencia y el Comportamiento Humano comentó al respecto: “Nuestro grupo de investigación y trabajo encontró que un programa de estilo de vida saludable de 6 semanas que incluye nutrición, acondicionamiento físico, entrenamiento de la memoria y manejo del estrés, aplicado a adultos mayores que residen en comunidades de retiro con cuidado continuo, mejoró notablemente tanto la codificación como la recordación de nueva información verbal de las personas, así como la autopercepción de capacidad de memoria.”
Y agregó: “en otro estudio encontramos que un programa de estilo de vida saludable de 2 semanas, combinando ejercicio mental y físico, reducción del estrés y dieta saludable, se asoció con efectos significativos en la función cognitiva y el metabolismo cerebral. Tal evidencia sugiere que el impacto de la nutrición en la salud cerebral podría aumentarse cuando se combina con varios comportamientos de estilo de vida.”
Estas son las seis claves para alimentar el cerebro y la mente. ¡Toma nota!
1. Actividad física.
- Aumenta el flujo de sangre al cerebro.
- Mejora la atención y otras habilidades mentales.
2. Realizar ejercicios de estimulación mental.
- Practicar otro idioma.
- Acertijos, crucigramas
3. Reducir los niveles de estrés.
- Relajación y meditación
4. Contar con apoyo social y familiar.
5. Llevar una correcta nutrición.
- Evita el azúcar refinada y los alimentos procesados
- Combina proteínas y carbohidratos saludables
6. Consumir una dieta rica en:
- Ácidos grasos Omega-3
- Frutas y vegetales
- Moderación: Calorías/cafeína/alcohol
Estas claves, definidas por el Dr. Small, ayudan a tener un proceso de envejecimiento más saludable, llegando incluso a contrarrestar y prevenir enfermedades y discapacidades, mantener buen estado físico y una buena función cognitiva, además de ser activo y productivo socialmente.
Por su parte, la obesidad y sobrepeso en la edad adulta están asociados con disminuciones en la esperanza de vida (comparable a las observadas con el tabaquismo), empeora la memoria y es un potente predictor de muerte en edades avanzadas. Adicionalmente, las personas obesas tienen un riesgo 4 veces mayor de demencia.
El ejercicio puede revertir parcialmente el proceso de envejecimiento, apoyar la prevención del desarrollo de ciertos tipos de cáncer y disminuir el riesgo de osteoporosis y de muerte.
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