Prohibir los alimentos favoritos es perjudicial cuando se sigue una dieta

La prohibición de consumir cualquier alimento cuando se sigue una dieta terapéutica implica el efecto contrario: un mayor deseo por comerlo.

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La prohibición de consumir cualquier alimento cuando se sigue una dieta terapéutica implica el efecto contrario: un mayor deseo por comerlo.

Es una práctica errónea y nada justificada que todavía se asocia a muchas dietas de adelgazamiento mal planteadas. Expertos en psicología y comportamiento alimentario y dietistas aseguran que, cuando se sigue una dieta hipocalórica para perder peso, conviene dejar margen para los alimentos preferidos, aseguran desde Consumer/Eroski.

Las pequeñas concesiones, entendidas como un extra que se ha de comer en pequeña cantidad (la justa para que no haya ansiedad por el alimento preferido), son claves para el equilibrio y el bienestar emocional.

Esta permisividad redunda en una mayor fidelidad y afianzamiento para seguir cualquier planteamiento dietético.

Las pequeñas concesiones, entendidas como un extra que se ha de comer en pequeña cantidad, son claves para el equilibrio y el bienestar emocional.

Las conductas compensatorias que proponen muchas dietas para perder peso, como ayunar, no cenar o cenar sólo fruta, restringir mucho la ingesta de unos alimentos o privar el consumo de otros desemboca, casi con toda seguridad, en un descontrol alimentario.

La "deprivación hedónica", como se denomina en el ámbito clínico a la prohibición de los alimentos preferidos, provoca el anhelo continuo por comer esos alimentos.

Además, aumenta la ansiedad de la persona, que ve todavía más limitaciones en su dieta y desea con fervor que llegue el día en que no tenga que seguirla para darse el capricho de comer los alimentos con los que se ha reprimido durante tanto tiempo.

Los psicólogos clínicos aseguran que si se evitan las tentaciones alimentarias mediante la prohibición, "la persona nunca, o rara vez, sentirá un conflicto de autocontrol".

Esto significa que "cuando aparezca una tentación, como ocurre de forma inevitable en muchos momentos de la vida, la persona no tendrá la fuerza de voluntad para resistirla". Es un primer paso para que se generen conductas extremas como el atracón para calmar los nervios u otros trastornos de la conducta alimentaria.


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