“Body positive” afronta ahora la belleza de las cicatrices

El movimiento “body positive” está consiguiendo que las cicatrices aparezcan en los anuncios. Porque sí, todos tenemos señales. ¿Y por qué esconderlas?

Foto: EFE
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El movimiento “body positive” está consiguiendo que las cicatrices aparezcan en los anuncios. Porque sí, todos tenemos señales. ¿Y por qué esconderlas?

“Body positive” es un movimiento, que proclama la belleza de cualquier cuerpo, va mucho más allá del tallaje. Y es que todo tributo físico merece amor, ahora también las cicatrices.

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Ensalzar la belleza de las cicatrices como un recuerdo de nuestras vivencias es un recurso muy común en la poesía contemporánea. Sin embargo, la idea no parece convencer a la mayoría de los publicistas, empeñados en eliminar estas señales a golpe de Photoshop.

Por suerte, ya empiezan a aparecer algunos disidentes de las pieles y cuerpos surrealistamente perfectos. Y, por una vez, tenemos que agradecérselo a Instagram.

La belleza de la diversidad

Aunque la plataforma es un campo de tiro perfecto para los “ciber-acosadores”, también lo es para quienes difunden movimientos activistas. Uno de ellos es #bodypositive (algo así como positivismo corporal), que busca acabar con la dictadura del cuerpo ideal e impartir una lección sobre aceptación propia y ajena.

Sophie Mayanne es una de las abanderadas de la causa. Esta fotógrafa británica de 24 años es la autora del proyecto “Behind the scars” (tras las cicatrices), una serie de instantáneas sobre personas con señales corporales y faciales de los orígenes más diversos. El proyecto, que comenzó en agosto del año pasado, acumula ya cientos de imágenes en la Red.

Restos de quemaduras u operaciones son las protagonistas más habituales de sus sesiones fotográficas. Junto a ellas, estrías, amputaciones, enfermedades tan visibles como la piel de mariposa, autolesiones o queloides (cicatrices que crecen más de la cuenta, con bultos e hiperpigmentación) encuentran en la cámara de Mayanne un confidente y aliado.

Junto a cada imagen, la persona retratada cuenta cómo se hizo la marca y cómo ha cambiado su vida a raíz de la misma. La mayoría de los relatos tienen un final feliz. A pesar de las inseguridades y el rechazo inicial, todos han aceptado su nueva piel y han ganado confianza en sí mismos por el camino.

Este proyecto no es solo una suerte de terapia para quienes posan orgullosos con sus tatuajes involuntarios, sino también para todos aquellos que todavía no se atreven a hacerlo. Son muchas las personas inmersas en el proceso de aprender a querer su cuerpo tal y como es, para quienes la obra de la artista es un espacio seguro.

Y es que, aunque prácticamente todo el mundo tiene alguna cicatriz, las pieles inmaculadas de las campañas publicitarias llevan a creer lo contrario. Si algo tan inofensivo como los poros o el vello corporal se borran por completo, las marcas y señales más evidentes quedan totalmente desterradas de los anuncios.

Sí, las modelos también tienen cicatrices

Sin embargo, la influencia de “body positive” empieza a surtir efecto en algunas firmas, que ya reservan la edición fotográfica a aspectos como el contraste o el color. Asos, Missguided, Aerie o incluso Victoria’s Secret parecen haber abandonado el bisturí digital. El año pasado, todas ellas fueron noticia por hacer campañas que respetaban las estrías y la celulitis de sus modelos.

A principios de 2018, la firma de lencería y ropa de hogar Oysho actualizó su tienda “online” con imágenes de modelos de tallas variadas luciendo sus prendas. Mujeres cuyos cuerpos iban desde las habituales hechuras pequeñas hasta las grandes, se mezclaban en la “web” de la firma, que no hizo distinciones como la típica sección “curvy”.

Vamos, lo lógico: ropa de todas las tallas, en perchas de todos los tamaños para vestir todos los cuerpos.

Estos gestos no pasaron desapercibidos para los compradores “online” de las respectivas marcas, que se encargaron de darles su eco (positivo) en las redes sociales. Ya sea por puro marketing o por auténtica concienciación, las pieles naturales por fin empiezan a imponerse.

Ahora, a la diversidad de tallas y las marcas sutiles se suman otras cicatrices más evidentes: las de operaciones. En mayo, la sueca H&M lanzó una campaña de biquinis protagonizada por una modelo operada de apendicitis, y recientemente la nacional Sprinter hizo lo propio con una cicatriz abdominal.

La modelo española Eva María Diallo posa en la nueva campaña de verano de la firma luciendo biquinis de la tendencia “mix and match”. Y lo hace con dos cicatrices en su abdomen, resultado de una intervención estomacal.

Diallo agradeció a la marca su gesto con una emotiva publicación de Instagram en la que compartió “su gran secreto”, la señal, que había mantenido oculta porque le causaba problemas laborales.

“Me han vetado varias veces en trabajos a causa de eso (la cicatriz)”, confiesa Diallo en su mensaje, en el que defiende la importancia de hacer publicidad a favor de los “cuerpos reales” y apuesta por la naturalidad. No solo por el bien del público que recibe esas imágenes, también por el de las propias maniquíes, expuestas a exigencias físicas que, a veces, son insostenibles.

Arte en las estrías

En el extremo opuesto de la edición está la artista paquistaní Sara Shakeel. Ni disimula las estrías ni las muestra al natural: las ensalza, utilizando programas de corrección fotográfica para rellenar estas vetas de purpurinas multicolores y hojas de periódico.

Estas marcas de la parte baja del abdomen, glúteos y muslos llenas de brillo fueron parte de una campaña para la firma de cosmética Frank Body. Y es que los exfoliantes y las cremas ayudan a tener un cuerpo bonito, pero no hay nada como aprender a mirarse a uno mismo con buenos ojos.

Todos estos gestos son pasos que se acercan al ideal de “body positive”, en el que la publicidad sea totalmente inclusiva y no censure la belleza de la diversidad humana.

Pero las firmas y los anunciantes no son los únicos responsables de llevar a buen puerto esta apuesta por la belleza natural. El público (y muy especialmente los internautas) juega un papel fundamental en el éxito de estas causas.

Mientras los movimientos que abogan por la naturalidad luchan por salir adelante, muchos usuarios de las redes sociales no dudan en dedicar su tiempo y su energía a criticar a quienes practican activamente el “body positive”. Los casos más recientes y conocidos fueron protagonizados por Aitana y Amaia, ex concursantes de Operación Triunfo.

Durante su estancia en Los Ángeles, Aitana compartió una instantánea de ella en biquini disfrutando de la costa californiana. Poco después la eliminó, abrumada por la cantidad de usuarios que la culparon de promover la delgadez extrema y los transtornos alimenticios. Finalmente, la imagen volvió a su perfil acompañada de un mensaje “recordad, todas y todos sois 10” porque la cantante se reafirmó en que su cuerpo responde a un estilo de vida saludable y que la genética la acompaña.

El último debate lo ha protagonizado Amaia involuntariamente hace una semana, cuando publicó una imagen luciendo un mono color teja, cuyo escote lateral dejaba ver el vello de sus axilas. La publicación acumula más de 20.000 mensajes: unos que, cargados de ignorancia, la critican por falta de higiene, y otros que corrigen a los primeros y defienden el derecho de cada cual a cuidar y lucir su cuerpo como le plazca.

Pieles, melenas y cuerpos de todos los colores y complexiones ya se están ganando el respeto del marketing, pero la hazaña no sirve de nada si la sociedad no la secunda. Todavía queda un largo camino para que vello corporal, señales, acné y discapacidades físicas y mentales sean aceptadas en los anuncios y en la vida real, y este reto nos concierne a todos.

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EFE