Por: Con información de EFE • Colombia.com

Mujeres: Las más grandes víctimas de la pandemia del coronavirus

Las mujeres han sido víctimas invisibles de la pandemia, pues se han enfrentado, además del virus, a una sobrecarga de tareas y la interminable violencia machista.

Las mujeres han sido las víctimas invisibles de la pandemia. Foto: Shutterstock
Las mujeres han sido las víctimas invisibles de la pandemia. Foto: Shutterstock

Las mujeres han sido víctimas invisibles de la pandemia, pues se han enfrentado, además del virus, a una sobrecarga de tareas y la interminable violencia machista.

La llegada del coronavirus, hace más de un año, sacudió al mundo y revolucionó las formas de vivir, pero sus impactos no fueron sentidos de la misma forma. Para una gran parte de las mujeres, la covid se tradujo en un duro aumento de la violencia machista, una sobrecarga laboral y un retroceso generalizado de derechos.

"Hubo momentos en que yo decía 'no puedo, no voy a aguantar'", resume la profesora brasileña Indianara Castanho Perussi, quien pasó casi todo 2020 aislada en casa, dividida entre las clases virtuales, las tareas del hogar y los cuidados a sus hijos gemelos de 4 años.

"Mi marido no paró de trabajar pero yo pasé a trabajar desde casa. Tuve un incremento enorme de horas dedicadas al hogar, una sobrecarga con las tareas de los niños, de la casa, con las cosas del día a día y encima mi trabajo regular", cuenta a Efe.

A medida que el confinamiento se prolongó, pasó a sentir cada vez más los impactos de la "triple jornada" de trabajo. "Se me alteró el sueño, me puse más ansiosa, empecé a tener insomnio, comerme las uñas. Porque además de la preocupación con el virus, también estaba la preocupación con la nueva rutina, que aumentó la carga mental y física del trabajo", explica.

Impactos físicos, emocionales y mentales

La realidad de Castanho la comparten decenas de miles de mujeres alrededor del mundo. En todos los ámbitos, desde la salud a la economía, la seguridad a la protección social, los impactos de la covid-19 se agravan para las mujeres simplemente en virtud de su sexo, señaló ONU Mujeres en un estudio publicado el año pasado.

"La pandemia tuvo un impacto muy fuerte en la condición de vida de las mujeres. Son ellas las que más sienten los efectos de las crisis sanitarias y son las que más tiempo llevan para recuperar los niveles de condición de vida pre crisis", explica a Efe la gerente de programas de la ONU Mujeres en Brasil, Ana Carolina Querino.

La pandemia de la violencia machista

La emergencia de la covid-19 igualmente destapó otra pandemia, más invisible y difícil de combatir: la violencia machista, un problema "particularmente preocupante" en América Latina, puesto que "ya estaba muy extendida antes" del coronavirus, apunta un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

En Colombia, hay algunos teléfonos que durante la pandemia han sonado más; mucho más. Casi 100 veces más. Son los teléfonos púrpuras, los que reciben, al otro lado de la línea, las voces de mujeres que sufren algún tipo de violencia, que ven correr peligro su vida ahora que se quedaron encerradas con sus agresores.

Una mujer en aislamiento tiene altas probabilidades de sufrir violencia. Foto: Shutterstock
Una mujer en aislamiento tiene altas probabilidades de sufrir violencia. Foto: Shutterstock

"Una mujer en un escenario de aislamiento tiene muchísimas más probabilidades de sufrir más violencia y de incluso ser asesinada porque sus redes de apoyo ya venían débiles y el aislamiento las destruye", cuenta a Efe la directora de la Corporación Sisma Mujeres, Linda Cabrera.

El aislamiento y la situación de dependencia económica a la que abocó la pandemia a muchas mujeres dejaron entonces a los agresores "el escenario perfecto para dominar lo que les faltaba por controlar; sienten que no hay nada que les pueda parar porque ellos tienen el control total de la situación". Lo importante era llegar a las mujeres, a pesar de que estuvieran encerradas con sus agresores y un teléfono fuera casi inalcanzable. El problema es que todo se paralizó.

"La Fiscalía, la Policía, los mecanismos encargados de resolver los casos, creo que no se adaptaron y no atendieron a este llamado de las organizaciones de mujeres para incorporar un procedimiento diferenciado y especializado para garantizar que estas mujeres, aún en el marco del aislamiento, tuvieran acceso a la Justicia", denuncia Cabrera.

El resultado es que, a pesar de este aumento en las llamadas a líneas de atención a víctimas, las cifras oficiales de denuncias han bajado 4,84 % respecto a 2019. Igual sucedió con lo registrado por Medicina Legal, que reportó 26.462 casos de violencia de género, casi un 40 % menos frente a 2019.

La realidad, tristemente, es que muchas mujeres "tuvieron que callar para poder seguir contando con un techo, una alimentación", sintetiza. Y en este panorama, "todavía la vergüenza de la violencia sigue pesando mucho, desafortunadamente. No hemos logrado como sociedad trasladarle esa vergüenza a los agresores, que son quienes deberían realmente avergonzarse de la violencia", lamenta Cabrera desde Sisma.