Autismo: ¿qué es y cómo identificar que una persona tiene este trastorno?
Uno de cada 100 niños tiene autismo en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud.
Uno de cada 100 niños tiene autismo en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud.
El autismo o trastorno del espectro autista es definido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una afección o grupo de afecciones relacionadas con el desarrollo del cerebro que se caracterizan por algún grado de dificultad en la interacción social y la comunicación de una persona con el resto de personas.
“Se calcula que, en todo el mundo, uno de cada 100 niños tiene autismo. Esta estimación representa una cifra media, pues la prevalencia observada varía considerablemente entre los distintos estudios. No obstante, en algunos estudios bien controlados se han registrado cifras notablemente mayores. La prevalencia del autismo en muchos países de ingresos bajos y medianos es hasta ahora desconocida”, dice la OMS.
De acuerdo con expertos, las causas del TEA pueden ser muy variadas, entre estas, factores genéticos y ambientales. En cuanto a la genética, algunas mutaciones pueden aumentar el riesgo o afectar el desarrollo del cerebro.
Por otra parte, en cuanto a los factores ambientales, la biblioteca de medicina Mayo Clinic explica que “los investigadores estudian si factores, como las infecciones virales, los medicamentos, las complicaciones durante el embarazo o los contaminantes del aire, desempeñan un papel en el desencadenamiento del trastorno del espectro autista”.
¿Cómo identificar que una persona sufre un TEA?
Todos los pacientes con algún tipo de trastorno del espectro autista presentan sintomatologías diferentes. Aunque algunos pueden presentar signos en la primera infancia como menor contacto visual, falta de respuesta cuando los llaman por su nombre o indiferencia ante las personas responsables del cuidado, otros niños pueden desarrollarse con normalidad en sus primeros meses o años de vida y repentinamente volverse introvertidos o agresivos, también pueden perder habilidades del lenguaje que habían adquirido.
Señales de alarma
Comunicativas y de interacción social
- No responde a su nombre
- No le gustan los abrazos y caricias
- Prefiere jugar solo
- No hace contacto visual con otras personas
- Tiene expresiones faciales limitadas
- No habla o tiene un desarrollo tardío del habla
- No puede mantener ni iniciar una conversación
- Habla con tono o ritmo anormal
- No parece entender preguntas o indicaciones simples
- No expresa sus sentimientos
- No señala ni trae objetos para compartir sus intereses
- Aborda interacciones sociales de forma inadecuada
- Tiene dificultad para reconocer señales no verbales, como la interpretación de las expresiones faciales de otras personas
Del comportamiento
- Realiza movimientos repetitivos, como balancearse, girar o aletear con las manos
- Realiza actividades que podrían causarle daño
- Se altera con los cambios en su rutina
- Tiene problemas con la coordinación
- Muestra comportamientos extraños como caminar en puntas
- Se deslumbra con los detalles de un objeto
- Es más sensible que lo habitual a la luz, el sonido o el contacto físico
- Se obsesiona con un objeto o una actividad con una intensidad o concentración anormales
- Tiene preferencias específicas con respecto a los alimentos
Diagnóstico
Si una persona detecta en un menor varios de los signos mencionados anteriormente, es fundamental que acuda a consulta con un especialista para realizar exámenes a profundidad. Una vez diagnosticado, se iniciará el tratamiento adecuado que en la mayoría de casos consiste en abarcar la promoción de la salud, la atención y la rehabilitación.
La OMS expone que “las capacidades y necesidades de las personas con autismo varían y pueden evolucionar con el tiempo. Aunque algunas personas con autismo pueden vivir de manera independiente, hay otras con discapacidades graves que necesitan constante atención y apoyo durante toda su vida”.