Brasil rompe récord en la deforestación de la Amazonia en los tres primeros meses del 2022

La Amazonia pasará a ser un desierto si no se detiene su deforestación, esta frase premonitoria es desechada por muchos habitantes a los que les parece exagerada la afirmación, mientras varios gobiernos tan solo comunican bonitas intenciones, pero la acción es escasa y el daño es irreparable.

En los dos años de pandemia se ha denunciado los graves daños que se le ha causado a la amazonia, en especial la brasileña, cuyo presidente, Jair Bolsonaro, ha sido duramente criticado porque en lugar de detenerla, parece alentar su daño al conceder permisos de explotación a colonos.

El Instituto Nacional de investigaciones Espaciales de Brasil, órgano vinculado al Ministerio de Ciencia y Tecnología, informó que durante los primeros tres meses de 2022 se han alcanzado los más altos niveles de deforestación para ese periodo en la Amazonia desde que se tienen registros.

Los especialistas ambientales se encuentran preocupados porque estos meses no son tradicionalmente de verano, sino que alcanzan a tener lluvias, algo que anteriormente desalentaba la deforestación.

De acuerdo con el sistema de monitoreo PRODES del Instituto Nacional de investigaciones Espaciales, en el primer trimestre de 2022 hubo alertas por deforestación en 941,3 kilómetros de selva, lo que lo convierte en el peor desde 2016.

En ese mismo periodo del 2021 se registró la deforestación en una superficie de 573,29 kilómetros cuadrados, un aumento del 64%.

La deforestación en la Amazonia brasileña ha registrado un aumento progresivo cada año y las áreas afectadas alcanzan 20 veces el tamaño de la ciudad de New York o el tamaño de la isla caribeña de Jamaica.

El presidente Jair Bolsonaro ha afirmado que no existe ningún país del mundo con una legislación ambiental tan fuerte como la brasileña, sin embargo, la deforestación no cesa, de igual forma que la agricultura, ganadería y minería en zonas protegidas.

Las medidas del presidente brasileño se han quedado cortas frente a la gran problemática existente, en 2019 fueron desplegadas tropas en la selva, pero un informe reveló que la falta de conocimiento y preparación de los efectivos militares no permitió el éxito de la misión.

En 2020 los incendios forestales fueron permanentes, unos por un prolongado verano, pero otros provocados por manos criminales que quieren expandir las zonas de ganadería en el gigante de Suramérica.

Brasil alberga la mayor selva tropical del mundo y sus árboles absorben la mayor cantidad de dióxido de carbono del planeta, pero los expertos advierten que, si no se frena la destrucción de la selva amazónica, esta se secará y se convertirá en una sabana.

En octubre de 2021 un grupo de abogados especializados en temas climáticos pidió a la Corte Penal Internacional una investigación contra Jair Bolsonaro por crímenes de lesa humanidad por las políticas ambientalistas del país o por la falta de ellas.