Un fallo histórico: la Corte Constitucional le cierra la puerta a la tauromaquia
La Corte Constitucional prohibió las corridas de toros y otras prácticas relacionadas al maltrato animal en Colombia

La Corte Constitucional prohibió las corridas de toros y otras prácticas relacionadas al maltrato animal en Colombia
La Corte Constitucional ratificó la prohibición de las corridas de toros en Colombia y fue más allá: ordenó también acabar con las cabalgatas, el coleo, las corralejas y las peleas de gallos. La decisión se sustentó en dos puntos centrales: la protección de los derechos de los animales y la necesidad de cuestionar el sentido ético de estas prácticas que, aunque tradicionales, están cargadas de violencia.
Con este fallo, la Corte cerró un debate que durante años enfrentó a defensores de los animales con quienes querían mantener estas expresiones culturales. La medida marca un antes y un después en la legislación del país. La sentencia, adoptada de manera unánime, dejó un mensaje claro: cualquier práctica que implique maltrato animal contradice los principios constitucionales de la dignidad humana y del respeto a la vida.
Al final, lo que la Corte Constitucional pone en discusión es la forma en que nos relacionamos con los animales y si tiene sentido perpetuar costumbres que generan dolor y sufrimiento solo para el entretenimiento de las personas.
En 2024, la Corte Constitucional ya había sancionado la Ley No Más Olé (Ley 2385 de 2024), que buscaba dar un paso cultural prohibiendo corridas de toros, rejoneo, novilladas, becerradas, tientas y demás prácticas que atentan contra la vida animal.
Esa ley fijó un periodo de transición de tres años antes de la prohibición total, reconociendo de alguna manera el carácter cultural de estas actividades. Pero la apuesta era clara: avanzar hacia una cultura de paz que rechace la violencia y promueva el respeto por los animales.
Así, el debate dejó de girar en torno a si la tauromaquia es arte o tradición. La pregunta de fondo es otra: ¿qué tipo de relación queremos tener con los animales? ¿Es válido normalizar su sufrimiento para convertirlo en espectáculo?
Un repaso histórico
Los toros, al igual que otros animales domesticados, llegaron a América con la colonización como parte de las costumbres españolas, ya fuera en la alimentación o en el entretenimiento. En ese entonces, las corridas eran muy distintas a las que conocemos hoy: se hacían en plazas rectangulares, el torero a pie no tenía un papel central frente al de a caballo, no existía la estética marcada de los trajes ni la organización de cuadrillas con banderilleros. Incluso, el público solía participar de forma directa, parecido a lo que pasa en las corralejas, y no siempre la faena terminaba con la muerte del toro.