¡Qué lora! Senador demócrata sí que sabe lo que es dar un largo discurso

Los registros de cantaleta en los Estados Unidos fueron rotos por el senador demócrata Cory Booker, quien pulverizó los registros al estar 25 horas ininterrumpidas dando un discurso en contra del presidente Donald Trump y acabando con una marca establecida en 1957.

Discurso contra Donald Trump

Donald Trump se ha convertido en sinónimo de discordia para los demócratas y no faltan a diario las diatribas en su contra, pero lo hecho por Cory Booker, senador por New Jersey de 55 años, merece un reconocimiento a la altura de las más grandes proezas de los deportistas.

El legislador Cory Booker, duró más de un día dando un discurso de pie y sin siquiera ir al baño, mientras criticaba cada una de las políticas del presidente Donald Trump y con ello rompió el récord que ostentaba el congresista Strom Thurmond en 1957.

67 largos años pasaron para que un discurso tan largo se volviera a escuchar en el recinto legislativo de los Estados Unidos, y, aunque el senador Booker se notaba algo cansado, parecía tener cuerda para seguir de largo, pero el hambre y los deseos de ingresar al baño dieron por terminada su casi interminable intervención.

Mientras en la mayoría de países se critica que los legisladores ganan enormes cifras para ir a dormir durante los debates, el senador Booker puso a dormir a sus colegas, aunque, estos no se quedaron todo el tiempo, porque tuvieron tiempo para descansar en sus casas, desayunar y retornar al recinto.

Los políticos afines al senador demócrata y también sus contradictores, manifestaron su admiración por el aguante que este demostró, pero esperan que este tipo de intervenciones tan largas no se repitan y hasta están pensando en evitar que tome la palabra porque quedó demostrado que cuando lo hace, se sienta en ella, aunque estuvo de pie todo el tiempo.

El partido demócrata, el mismo del expresidente Joe Biden, se ha mostrado en franca oposición a las políticas de Donald Trump y manifiesta no estar de acuerdo con asuntos como la inmigración ilegal, pues no consideran que la deportación sea el remedio para un mal que lleva años agudizándose.

Los demócratas son tradicionalmente, amigos de la política de puertas abiertas de los Estados Unidos, por eso ven los planes de Donald Trump como una seria amenaza para la libertad y para la original conformación del país, el que ya no puede ofrecer tantas libertades a sus habitantes.