Colombianos en el mundo

La cancha de arena que todo futbolero debe de asistir en Nueva York, EE.UU

En el corazón de Queens, Nueva York, se encuentra la cancha de arena a la que todo amante de la pelota debe de asistir

Cancha sintética. Foto: Shutterstock Gargantiopa
Cancha sintética. Foto: Shutterstock Gargantiopa

En el corazón de Queens, Nueva York, se encuentra la cancha de arena a la que todo amante de la pelota debe de asistir

Hace algunas semanas, miles de fanáticos del fútbol se reunieron en la cancha de arena en Queens, Nueva York, para ver la final del fútbol profesional colombiano, disputada entre Independiente Santa Fe de Bogotá e Independiente Medellín.

Luego de que el árbitro central hiciera sonar su silbato para dar por finalizado el encuentro, que se jugaba en el estadio Atanasio Girardot de Medellín y que coronó a Independiente Santa Fe como campeón de la liga colombiana, sus hinchas reunidos en Queens, Nueva York estallaron en abrazos y algarabía.

Más de 400 personas presenciaron el partido a más de 3.800 kilómetros de distancia, como si estuvieran en las gradas del propio estadio. La cancha de arena, inaugurada hace poco más de cuatro meses en Long Island City, Queens, se ha convertido en un espacio emblemático para la comunidad latina y futbolera de Nueva York.

Aquella noche, este recinto deportivo, conocido por su cancha profesional de fútbol y su pantalla gigante se transformó en un verdadero fortín para los hinchas santafereños, que celebraron la victoria al ritmo de cumbia y vallenato. Poco a poco, este lugar se ha ido convirtiendo en un punto de encuentro de moda para los amantes del fútbol.

¿Cómo nació la cancha de arena?

La idea surgió como un sueño adolescente de Iván Ricardo Contreras, uno de los cinco socios que dirigen el negocio. Contreras acababa de graduarse del colegio a comienzos de la década del 2000, cuando su familia tomó la decisión de mudarse de Bogotá a Queens. Relata que fue una transición difícil, pero que el deporte que tanto ama lo ayudó a adaptarse a su nueva vida.

“Uno de los factores principales que me hicieron acostumbrarme a este país fue seguir jugando al fútbol”, declaró Contreras a un medio local. “Siempre lo llevé en la sangre, y dije: ‘¿Sabes qué? Quiero tener mi propia cancha algún día’”.

Ese sueño acompañó a Iván durante 20 años. Durante ese tiempo fue organizador comunitario y trabajó en la industria de los restaurantes, primero como gerente y luego como propietario. Hace cuatro años, comenzó a buscar un lugar para cumplir su sueño, hasta que encontró una propiedad en Northern Boulevard, en Long Island City.

Desde afuera, el lugar parece una tienda que pudo haber sido un concesionario de autos o un local comercial más de la zona. De hecho, ese era su destino inicial, hasta que Iván y sus socios, la mayoría, miembros de su familia vieron en él un potencial distinto: uno que les ha dado frutos y, sobre todo, les ha permitido mantener viva la conexión con un país que, aunque lejano, nunca han dejado de sentir cerca.