La turista polaca a la que la pandemia la tomó en Colombia y decidió quedarse

Cuando se inició la pandemia en el mundo fueron miles los viajeros que debido a los cierres de fronteras y aeropuertos tuvieron que vivir una verdadera angustia al no poder regresar rápidamente a sus países de origen, las congestiones en las terminales aéreas, que incluyeron hasta sus pasillos con hombres, mujeres y niños esperando un vuelo fueron durante semanas una de las escenas más populares.

En Colombia la situación no se diferenció mucho del resto del mundo, centenares de viajeros que se encontraban en el país de vacaciones y otros que tenían conexión en aeropuertos nacionales con destinos foráneos, debieron pasar las duras y las maduras hasta encontrar vuelos humanitarios, la expansión del virus en todos los escenarios también afectó a muchos de ellos por lo que, durante las primeras semanas de la oficialización de la emergencia por la pandemia, la situación se tornó desesperada.

Muchos viajeros sencillamente no tenían más opción que quedarse en las terminales aéreas o en algún lugar de hospedaje hasta que volvieran los vuelos, pero para Joanna Zdanowska, una polaca de 47 años, el paraíso no se le convirtió en infierno como le sucedió a muchos, sino que encontró lo inesperado en esta situación difícil, algo que le brindo enorme alegría en medio de la emergencia.

Según contó a BBC Mundo, la ciudadana polaca decidió quedarse en Colombia desde el inicio de la cuarentena obligatoria, ella había viajado desde su país a Latinoamérica para recorrerla y conocerla, pero justo se encontraba en Colombia cuando se desató la emergencia por la pandemia, exactamente en Palomino en el departamento de La Guajira.

El pueblo cercano a la playa y considerado por miles de visitantes como un lugar paradisiaco fue la parada obligatoria de Joanna, quien quedó maravillada con el lugar y decidió disfrutar allí más días de los que tenía pensados, antes de continuar su recorrido por otros lugares del país y Suramérica.

Decretada la cuarentena ella tuvo que confinarse en el hostal en el que se hospedaba y en lugar de pasar una pesadilla, todo fue felicidad porque estableció una relación tan estrecha con quienes se acomodaban en el lugar y sus dueños, que prácticamente se convirtieron en una familia.

Hablaban durante todo el día y aprendieron cosas, cada uno enseñaba algo a los otros y algunos niños empezaron a verla como una madre gracias a su cuidado y enseñanzas; también decidieron realizar actividades de apoyo a la comunidad de Palomino y cuando se levantaron las restricciones en los vuelos y en el transporte, ella podía irse, pero no quería hacerlo porque encontró en Colombia su hogar y su familia.

Aunque a veces le cuesta soportar en clima de 38 grados, se relaja sabiendo que en Polonia hace tanto frío que la ropa y los abrigos que debe usar le pesan una enormidad, en las playas del mágico rincón guajiro, puede transitar tranquilamente con calzado y ropa muy liviana.

Joanna no tiene hijos y de su país extraña a su familia, pero en Colombia encontró otra, una que la motiva a quedarse para enseñar a la gente muchas cosas y aprender de ellos muchas más.