Parque Nacional Natural Sumapaz
Cuando los Muiscas, habitantes de las tierras bajas y altas de las tierra cundinamarquesas vieron entrar a los forasteros provenientes de Europa, les hicieron la advertencia de que esas tierras sagradas estaban consagradas y asociadas a la naturaleza ancestral creadora como un campo de amor y concordia en el que el hombre no debía entrar, ni siquiera ellos mismos lo hacían de forma asidua porque sencillamente todo era tan perfecto que cualquier presencia podría alterarlo.
Cuando los Muiscas, habitantes de las tierras bajas y altas de las tierra cundinamarquesas vieron entrar a los forasteros provenientes de Europa, les hicieron la advertencia de que esas tierras sagradas estaban consagradas y asociadas a la naturaleza ancestral creadora como un campo de amor y concordia en el que el hombre no debía entrar, ni siquiera ellos mismos lo hacían de forma asidua porque sencillamente todo era tan perfecto que cualquier presencia podría alterarlo.
El país de la niebla
Haciendo caso omiso a las palabras de los indígenas, los aventureros o adelantados se encontraron con una espesa niebla, esta era baja y permanente y por lo tanto no permitía la visibilidad, por tal razón denominaron a esta zona como el país de la niebla.
Después de algún tiempo se le otorgó el nombre de Sumapaz, porque así lo consideraban los habitantes muiscas; en el páramo la total armonía y serenidad han reinado desde tiempos del origen.
Dentro del Parque Nacional Natural Sumapaz se encuentra el páramo más grande del mundo, el Cerro Nevado de Sumapaz, que con más de 4.000 metros, vigila a Bogotá desde el sur, la antigua capital de la cultura muisca.
Este gran páramo hace parte del mismo sistema del de Cruz verde y con 333.420 hectáreas tiene una dimensión descomunal que lo hace muy especial. Ubicado al sur de Bogotá, capital de Colombia, también es establecido administrativa y políticamente como una de las 20 localidades de la ciudad, razón que tiene contradictores por considerarse un rótulo que poco ayuda a su conservación y protección y lo hace dependiente de gobiernos locales con escasa tradición y noción ecológica.
Es que la importancia del Parque Nacional Natural Sumapaz para la metrópoli central colombiana es infinita porque lo abastece de agua en gran parte sirviendo también de receptor de sus emisiones de gas carbónico y en general, manteniendo el equilibrio ambiental.
El Parque Nacional Natural Sumapaz también es considerado como uno de los principales productores de agua del país, originando las corrientes de los ríos Sumapaz, Tunjuelo, Guape, Blanco, Ariari, Cabrera y Duda que atraviesan los departamentos de Cundinamarca, Meta y Huila.
Sus tierras son sobrevoladas de principio a fin por los cóndores de los Andes, algunos criados en cautiverio y sueltos allí en la zona, también baten sus alas las águilas y conviven venados y osos de anteojos. En esta tierra santificada los lagos y lagunas suman gran número en la escala de maravillas naturales y son las de Boca Grande, Larga, la Cajita, Chisacá y la Guitarra las más representativas y conocidas.
El Parque Nacional Natural de Sumapaz no tuvo gran exploración sino hasta mitad del siglo 20, pues en siglos anteriores, la difícil condición climática desalentó a muchos científicos, entre ellos a José Celestino Mutis con su expedición botánica y al gran Alexander Von Humboldt, quienes no lograron contar con tiempo suficiente para su investigación y asociaron sus características a las de los montes alpinos europeos por encontrar allí valles glaciares.
El Parque Nacional Natural Sumapaz es un reservorio de diversidad genética, biológica y ecológica, por eso su protección debe ser urgente, pues millones de habitantes dependen de él. Visítelo y contágiese del espíritu ambiental que todos debemos tener en medio de un país de niebla.
Ubicación
El Parque de Sumapaz se encuentra a dos horas de Bogotá, entre los departamentos de Cundinamarca, Huila y el Meta, más exactamente en la cordillera Oriental, es una planicie ondulada acompañada de pequeños lagos y una gran vegetación.