Tomar siestas no sería tan efectivo para recuperar energía y compensar la falta de sueño como pensamos
La falta de sueño aumenta las probabilidades de desarrollar algunas enfermedades.
La falta de sueño aumenta las probabilidades de desarrollar algunas enfermedades.
Dormir es una actividad altamente necesaria para el ser humano, pues a través del sueño no solo recuperamos energía, sino que también fortalecemos nuestro sistema inmune. De acuerdo con el portal especializado en salud Medline Plus, tener un sueño reparador ayuda a mantener nuestra mente y cuerpo sanos, pero además nos ayuda a estar más activos durante el día.
Sin embargo, “dormir lo suficiente no se refiere solo al total de horas de sueño. También es importante que el sueño sea de buena calidad y que tengas un horario constante y habitual para dormir, de modo que te sientas descansado cuando despiertes”, así lo establece el portal citado.
La cantidad de horas de sueño que debe dormir una persona depende de la etapa de la vida en la que se encuentre: un adulto promedio necesita entre 7 y 8 horas para descansar, pero en la niñez y en la adolescencia esto puede variar de la siguiente manera:
- Los adolescentes necesitan dormir entre 8 y 10 horas cada noche
- Los niños en edad escolar necesitan dormir entre 9 y 12 horas cada noche
- Los niños en edad preescolar necesitan dormir entre 10 y 13 horas diarias (incluidas las siestas)
- Los niños de 1 a 3 años necesitan dormir entre 11 y 14 horas diarias (incluidas las siestas)
- Los bebés necesitan dormir entre 12 y 16 horas diarias (incluidas las siestas)
- Los recién nacidos necesitan dormir entre 14 y 17 horas diarias
Aunque lo ideal sería dormir mínimo siete horas diarias, muchas personas debido a sus labores, al estrés, a algunos trastornos o a enfermedades crónicas no pueden descansar lo suficiente y para compensar toman siestas durante el día; sin embargo, un estudio realizado recientemente sugiere que esto no sería tan efectivo como pensamos.
De acuerdo con los investigadores de la Universidad Estatal de Michigan (MSU), las siestas no restauran las capacidades cognitivas que se pierden si no dormimos de forma ininterrumpida entre 6 y 8 horas diarias.
La explicación sería que generalmente al dormir profundamente experimentamos distintas fases de sueño: etapa de adormecimiento, sueño ligero, transición, sueño profundo hasta llegar a la fase de sueño REM (Rapid Eye Movement o Movimiento Ocular Rápido) y NREM (Sin Movimiento Ocular Rápido).
Mientras que cuando tomamos siestas, el sueño no entra en su fase más profunda NREM, donde se presenta el sueño de ondas lentas SWS, que es considerado el más reparador. “Durante esta fase del sueño, nuestros músculos, frecuencia cardíaca y respiratoria se relajan de tal forma que emitimos ondas cerebrales de mayor amplitud”, destacan los expertos.
Al parecer, en esta fase se daría la mayor consolidación de la memoria. “El SWS es la etapa más importante del sueño. Cuando alguien se queda sin dormir durante un período de tiempo, incluso solo durante el día, aumenta la necesidad de dormir; en particular, aumenta la necesidad de SWS”, afirmó la autora del estudio e investigadora del Laboratorio de Aprendizaje y Sueño de la MSU, Kimberly Fenn.
En la investigación, los expertos analizaron el resultado de la falta de sueño en el desempeño cognitivo de 275 participantes, tomando pruebas de sangre para evaluar su capacidad de atención vigilante y de mantenimiento de lugar y evaluando el sueño como tal, llegando a la conclusión de quienes tomaron siestas cortas continuaban sufriendo los efectos de la falta de sueño.
“El grupo que pasó la noche y tomó siestas cortas todavía sufría los efectos de la falta de sueño y cometió significativamente más errores en las tareas que sus contrapartes que se fueron a casa y durmieron toda la noche”, explica el estudio.