Bacrim, principales impulsoras del terror en Colombia: ONU

El vocero para Colombia consideró "particularmente preocupante" el aumento del 40% de las masacres el año pasado, la mayoría a manos de estas bandas.

Representante en Colombia de la ONU, Christian Salazar. Foto: EFE
Representante en Colombia de la ONU, Christian Salazar. Foto: EFE

El vocero para Colombia consideró "particularmente preocupante" el aumento del 40% de las masacres el año pasado, la mayoría a manos de estas bandas.

Las nuevas bandas criminales fueron las principales impulsoras del terror en Colombia y provocaron un incremento del 40 por ciento de las masacres en 2010, según la ONU, que, al tiempo, destacó avances en las políticas de derechos humanos desde que Juan Manuel Santos asumió la Presidencia.

Éstas son algunas de las conclusiones del informe del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos presentado este jueves en Bogotá y en el que se evidencia que, si bien el conflicto armado sigue siendo uno de los mayores generadores de violencia, las nuevas bandas se presentan como la mayor amenaza.

El representante en Colombia de la ONU, Christian Salazar, dijo que estos grupos, denominados bandas criminales o "bacrim" por el Gobierno, cometieron "homicidios, amenazas, extorsiones y actos de violencia sexual, y provocaron desplazamientos forzados individuales y colectivos".

Salazar consideró "particularmente preocupante" el aumento del 40 por ciento de las masacres el año pasado, la mayoría a manos de estas bandas.

Para el funcionario, estas organizaciones, nacidas a partir de la desmovilización en 2006 de las Autodefensas Unidas de Colombia, AUC, tienen "elementos de continuidad" con los antiguos paramilitares.

"Muchos mandos medios de las AUC tomaron posiciones clave en estos nuevos grupos", dijo, al expresar que alrededor del 50 por ciento de los actuales jefes provienen de los escuadrones de la muerte.

Para Salazar, "el móvil fundamental es la obtención de lucro económico" y por ello "ejercen control social y recrean estructuras similares a la delincuencia organizada", aunque "sin evidenciar una clara y coherente ideología o intencionalidad política".

"Son la principal amenaza al estado de derecho y a los derechos humanos en Colombia", remarcó, para precisar que son además los causantes de la mayoría de las masacres perpetradas en 2010.

Aclaró que sus víctimas son líderes sociales, defensores de los derechos humanos, funcionarios públicos, indígenas y aquellos que simplemente se niegan a colaborar o solicitan la restitución de las que tierras que les habían usurpado.

Asimismo, alertó del uso de niños y adolescentes en actividades delictivas, incluido el sicariato, y también por la violencia sexual contra las mujeres en este contexto de conflicto.

Salazar también informó hoy de que, según los datos aportados por la Fiscalía General y los recabados por su propia oficina, las ejecuciones extrajudiciales practicadas en su mayoría por el Ejército en los últimos años se elevarían a 3.000.

"El 89 por ciento de todos los casos que conocemos se produjo en ese lapso, de 2004 a 2008", matizó en alusión a la mitad del mandato de Uribe. El representante de la ONU se refirió así al escándalo de los "falsos positivos".

Aclaró que "las sentencias dictadas hasta la fecha confirman que las denuncias no eran falsas, como habían sostenido algunos políticos y militares", y dejó clara la falta de colaboración de la Justicia militar.

"Ante las ejecuciones cometidas por la Fuerza Pública es imperativo que el Estado colombiano avance en los procesos judiciales (...) para esclarecer en el menor tiempo posible todas las denuncias", insistió Salazar.

En definitiva, el Alto Comisionado consideró que "el panorama de los derechos humanos durante 2010 se caracterizó por una serie de iniciativas políticas y legislativas prometedoras que contrastan con la persistencia de serias violaciones en las diferentes regiones".

En ese sentido, reconoció el nuevo "clima político" impulsado por el Gobierno de Santos, traducido "en una mejora significativa de las relaciones entre los poderes ejecutivo y judicial y con las organizaciones de derechos humanos".

Salazar mencionó la Ley de Víctimas y el hecho de que el Gobierno mantuviera "firme su posición de no excluir a las víctimas de agentes del Estado" frente a la imposibilidad de sacar adelante esa legislación durante la gestión de Uribe.

También valoró la Ley de Tierras, por la que se espera devolver dos millones de hectáreas a colombianos despojados; pero ahí llamo la atención porque, a su juicio, ese proceso debe ir acompañado de medidas de protección.

La ONU se manifestó preocupada por las muertes de líderes que trabajan por los derechos de los desplazados y por aquellos que no tienen garantías si regresan a sus hogares. EFE

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