El occidente colombiano es una región única, sus tierras se encuentran entre las más fértiles del país, su variedad de climas favorece el cultivo de un sinfín de productos agrícolas, cuenta con abundantes fuentes de agua y su riqueza natural es inimitable.
En lo que actualmente corresponde al territorio del departamento del Valle del Cauca, la cultura Calima encontró un universo rico y diverso en el que dejó una profunda huella como legado para un país que aún no aprende a valorar su origen y prefiere mantenerlo escondido porque se nos enseñó a que todo lo que parezca indígena o tenga significado precolombino es nocivo y produce vergüenza, pero vergüenza deben sentir quienes ignoran el paso de esta familia por el mundo y especialmente quienes se hicieron con lo que le pertenecía a este grupo que llenó de riqueza y esplendor cada tierra que pobló.
La familia Calima estuvo conformada por varios grupos que mantenían semejanzas con las familias Caribe y Quimbaya y que, según los expertos, no coincidieron en la misma época y poblaciones del departamento conservan los nombres de algunos de esos grupos como Dagua, Yotoco, Vijes y el mismo Calima. Esta cultura amo la vida, pero rindió tributo especial a la muerte, fueron notorias las figuras de sus tumbas, muchas de ellas contenían artículos de oro en su interior y fueron saqueadas, también fueron magníficos alfareros y sus bonitos diseños, algunos con gran pulimento, engrandecieron su trabajo de la cerámica, en ellos los colores y las figuras geométricas tuvieron gran protagonismo.
La cultura Calima fue muy buena en la orfebrería, los adornos de oro como gargantillas, anillos y orejeras comprendieron un grupo exquisito de trabajo con el metal más deseado y que deslumbró a los conquistadores y tiñó de sangre muchos campos en una sed de riqueza a costa de la destrucción. Las avanzadas técnicas de explotación del mineral aurífero y su tratamiento fueron consideradas por los estudiosos e historiadores como avanzada para su época.
La mitología Calima fue rica y fantástica, sus bestias eran parte de la mezcla de gusto y concepto zoomorfo que inundó su carácter y que lo tradujo en piezas de orfebrería, el querer plasmar en su arte figuras humanas con rasgos animales, evidencia el deseo de adquirir características propias de los animales que habitaban su zona como felinos, aves, reptiles y anfibios.
Los Calimas también fueron grandes urbanizadores, las diversas terrazas encontradas son muestra de la importancia que una vivienda adaptada a las circunstancias físicas y geográficas representaba para toda la población, muy cerca de ellas existieron cultivos de maíz, yuca, fríjol y diversas legumbres; fueron pescadores en los numerosos ríos y el abastecimiento de alimento siempre estuvo garantizado.
Los Calimas fueron grandes guerreros y se mantuvieron sedentarios en sus zonas de ocupación, para mostrar una imagen ruda y casi animal, deformaban sus cuerpos y los trabajaban para mantener una buena condición, eran feroces y parecían fieras incansables que manejaban muy bien sus lanzas.
Para esta cultura, morir no era el fin sino una estación de la existencia y para ello emprendían un viaje, un viaje dorado por el oro que se incluía en sus tumbas y que deslumbró a quienes no tuvieron respeto por una familia que marcó al occidente colombiano para siempre.