Antofalombia: la enorme colonia colombiana en la ciudad chilena de Antofagasta

Cuando el sueño americano parecía una pesadilla para muchos colombianos que buscaban una mejor fortuna fuera del país, un destino más cercano se convirtió en la oportunidad de quienes estaban cansados de no poder dejar atrás la pobreza y la violencia, que en varios lugares de la bella geografía cafetera parecía eternizarse.

Un mejor futuro había dejado de estar en el norte y ahora daba la vuelta hacia el sur para muchos colombianos que querían seguir apegados al Pacífico, a muchos kilómetros de sus casas, pero cerca de ese océano que marca a quienes nacen junto a él.

Chile ha sido el sueño austral de miles de colombianos de variopinto origen y condición, pero un lugar al norte del país largo y angosto se convirtió en el hogar de familias enteras provenientes de zonas con la violencia enquilosada.

Atraídos por trabajo en la industria del cobre

Antofagasta, ciudad del norte de Chile y ligada íntimamente a la minería del cobre tiene una enorme población colombiana, especialmente venida del Pacífico, en su mayoría de raza negra y con unas costumbres y sentir que los diferencia del resto de colombianos.

Una inusitada llegada de colombianos en Chile se presentó finalizando la primera década del nuevo siglo, las ciudades más pobladas del país no gustaron mucho a los colombianos del Pacífico y se asentaron en Antofagasta, por ser la meca de la industria del cobre, con mejores sueldos y posibilidades, y ha sido tanta la población e influencia colombiana que se conoce como Antofalombia.

El masivo arribo de colombianos a Antofagasta fue motivado por la necesidad de mano de obra en las minas de cobre, la buena paga y la vida en un país tranquilo, razones que sedujeron a muchas personas que viajaron con sus familias y levantaron barrios enteros, irregulares, también llamados ´tomas´, pero con casas propias que en su país de origen difícilmente podrían tener con todos los servicios.

El sabor colombiano se siente en Antofalombia con sus restaurantes, jerga, peluquerías, escuelas de salsa y ritmos colombianos que han hecho de una ciudad sin ruido, una ciudad ruidosa, y muchas veces poco atractiva para los chilenos de otras regiones.

La llegada de muchos colombianos y su establecimiento en condiciones de marginalidad ha hecho que la delincuencia y diferentes actividades ilegales se hayan incrementado, o simplemente hayan aparecido en una ciudad que antes era tranquila y con pocos habitantes.

No solo colombianos viven en Antofagasta, allí hay peruanos, bolivianos y en los últimos años venezolanos, pero el colombiano le ha dado un toque a la ciudad que muchos chilenos aman u odian, unos se adaptan y otros no se resignan.

En Antofagasta valoran las habilidades de los colombianos para tareas que los chilenos no quieren hacer como la construcción o la limpieza, pero no soportan que siempre tengan la música a alto volumen y crean que la vida es una permanente fiesta.

Muchos han llegado a delinquir y por eso hay desconfianza y discriminación, pero la mayoría quiere trabajar de manera honrada y ayudar a cambiar la imagen que se tiene del colombiano en una tierra que ya consideran como la suya.