Carlos Ágreda: El jóven que aprendió música con una organeta y hoy dirige grandes orquestas del mundo

Imitar los sonidos del carro de los helados fue lo primero que Carlos Ágreda hizo con una organeta que su papá le regaló cuando tenía 7 años, así este joven y talentoso director de orquesta caleño comenzó a descubrir el mundo fascinante e inspirador de la música, su gusto se hizo más grande y comenzó a tomar clases de piano, una pasión que absorbió su tiempo y energía, a tal punto que perdió noveno grado por estar para arriba y para abajo en función de este instrumento.

Cuando contaba con 15 años inició sus estudios musicales en la escuela Juan N. Corpas, y eligió el piano como su enfoque, pero el amplio panorama de la música lo motivó a aprender más y más, hasta que la dirección de orquesta se convirtió en su más grande objetivo, y mientras su turno llegaba, Carlos componía variadas piezas musicales.

Su debut frente a una orquesta se dio a los 17 años, pero no se amilanó y tomó su batuta para dirigir la quinta sinfonía de Schubert, interpretada por la Orquesta Sinfónica Juan N. Corpas, aquel momento de frente a los músicos y espaldas al público, lo hizo comprender que lo suyo era la dirección musical y fue así como apenas obtuvo su título se fue para Inglaterra a realizar su maestría, y no llegó a cualquier escuela.

Carlos Ágreda llegó a Manchester al Royal Northern College of Music y estando allí fue elegido por el Instituto de Música Curtis, un lugar que tiene fama de contar con la menor tasa de aceptación de cualquier escuela musical o universidad.

Carlos también estuvo dirigiendo la Orquesta Sinfónica de Curtis, una oportunidad para recibir el espaldarazo de grandes maestros y entrar por la puerta grande a 20 grandes orquestas internacionales como la Manchester Camerata, Los Angeles Philharmonic, la Pittsburgh Symphony, la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia y la Orquesta Filarmónica de Bogotá.

Actualmente este joven director se encuentra al frente del Empire State Youth Orchestra de New York y dejó de ser una promesa, porque él es una realidad de la música, es un hombre que anhela que esta pueda contribuir en el desarrollo del país, y que desde ya, hace que todos los colombianos nos sintamos orgullosos con su talento y amor por la patria, de la que se convierte en uno de sus mejores embajadores.