Catalina Gómez Ángel, una reportera de guerra colombiana con más que agallas
Catalina Gómez Ángel tiene talento, espíritu reportero y muchas agallas para mostrar al mundo la crudeza e inutilidad de la guerra, un mal del hombre que parece no querer dejar de lado.
Catalina Gómez Ángel tiene talento, espíritu reportero y muchas agallas para mostrar al mundo la crudeza e inutilidad de la guerra, un mal del hombre que parece no querer dejar de lado.
Catalina Gómez Ángel es una periodista colombiana cuyos retos profesionales la han llevado abandonar presentes cómodos para ir a experimentar otros duros y extraños, así como futuros inciertos.
Con una carrera con trabajo garantizado en su país, Catalina Gómez Ángel había formado un buen nombre en el periodismo colombiano, era reconocida por el público y el medio, entonces, ¿para que ir a arriesgar?
El espíritu investigativo y esas ganas de estar en el lugar en el que nace, crece, se desarrolla y muere la noticia y no detrás de una cámara o una pantalla de computador, hicieron que Catalina empacara sus cosas y con una cámara se fuera a recorrer el mundo como reportera, y lo que representa más mérito: reportera o corresponsal de guerra, un oficio que tradicionalmente desempeñaban los hombres.
Como Colombia ha vivido en una guerra con distintas intensidades, a Catalina Gómez Ángel le dijeron ‘no se vaya que guerra es lo que hay en este país’, pero los retos de esta periodista no estaban en meterse en el primer lugar en el que estuvieran disparando balas o lanzando granadas; ella quería ser testigo presencial y transmitir la realidad de los principales conflictos a su país y al mundo.
Catalina Gómez Ángel es una de las pocas reporteras de guerra que existen en el mundo, esta mujer nacida en Pereira ha cubierto las duras protestas en Irán en 2009, la crisis de los refugiados en Europa, la guerra de Gaza en 2014 y la batalla contra el Estado Islámico librada en Irak y en Siria.
La guerra de Ucrania y Rusia llevó a Catalina Gómez Ángel a cubrir este conflicto sin sesgos, ella siempre se despoja de posiciones arraigadas e informa al mundo lo que realmente sucede, sin maquillajes ni ediciones, porque la crudeza de la guerra no podrá nunca tener una paleta de colores y tonalidades, la guerra es gris.
Catalina Gómez Ángel sabe lo que es tener la vida pendiendo de un hilo, y ese delgado filamento estuvo muy cerca de romperse en Ucrania, al lado de dos compatriotas: Héctor Abad Faciolince, escritor, y Sergio Jaramillo, excomisionado de paz.
Un cohete cayó sobre la pizzería de Kramatorsk en donde los tres hacían parte de la difusión de una campaña en pro del sentimiento de resistencia del país invadido por Rusia hace casi un año y medio, hubo heridos, algunos muy graves, también hubo fallecidos, pero la guerra parece estar lejos de apagarse.
Catalina Gómez Ángel es ejemplo de talento, experiencia, sacrificio y sobre todo, valor, porque hace falta más que agallas para mantener la reportería de guerra viva, una corriente que subsiste con la muerte.