Por: Juan Carlos García Sierra • Colombia.com

Ni ‘Lait’ ni ‘Gurmé’

Colombia es un país con un sabor diferente desde principios de siglo y de eso no hay duda, posee los ingredientes de marras pero con la diferencia de que a pesar de continuar en el club de los países pobres que quieren salir adelante pero nada que pueden, cuenta la mayoría de su población con la posibilidad de chuparse los dedos con lo que ocurre, piensa y degusta el mundo a través de un invento más revolucionario aún, el internet.

Con la 'aguapanela' se preparan teteros y tintos. Foto: Shutterstock
Con la 'aguapanela' se preparan teteros y tintos. Foto: Shutterstock

Colombia es un país con un sabor diferente desde principios de siglo y de eso no hay duda, posee los ingredientes de marras pero con la diferencia de que a pesar de continuar en el club de los países pobres que quieren salir adelante pero nada que pueden, cuenta la mayoría de su población con la posibilidad de chuparse los dedos con lo que ocurre, piensa y degusta el mundo a través de un invento más revolucionario aún, el internet.

Cuando pasamos del fogón de leña al microondas, nos deleitamos creyendo que no podría aparecer en la carta un mejor sabor pero el ciberespacio y la televisión por cable nos mostraron un universo lleno de nuevos paladares de forma inmediata, sin las acostumbradas demoras del mesero y sin tener que hacer ninguna reserva.

Expulsamos de nuestro léxico, o mejor, de nuestro menú, deliciosas palabras como sancochar, adobar, piquete, sudado o 'medias nueves', entre otras, para remplazarlas por las condimentadas y muy técnicas estofar, marinar, omelette, barbecue, y entrecot. Es que es un pecado culinario referirse con vocablos autóctonos a todo lo que tiene que ver con la gastronomía, porque parece que en el país del sagrado corazón de hojaldre se puede carecer de educación y trabajo pero nunca del nutritivo conocimiento que las redes ofrecen y la tele ofrecen.

¿Quién no ha degustado un popular colombo-francés?, esa maravillosa mezcla de pan francés (ahora se le dice baguette) y gaseosa nacional con un trozo de salchichón; pasaboca y almuerzo impuesto por los rusos, no por aquellos de la patria de Putin, sino por nuestros obreros de la construcción que ostentan remoquete transiberiano.

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¿Hay algo más colombiano que el agua de panela?, claro que si prefiere ahorrar tiempo, dígale aguapanela. Porque aquí no corre sangre por las venas sino aguadepanela, con ella se preparan teteros, tinto y solita es deliciosa, póngale quesito o cuajada, acompáñela con arepa de cualquier clase, pandebono, almojábana, pandeyuca, mantecada y mejor dicho, no hay nada más bueno. 

Un pan de yuca o un buñuelo siempre será el complemento perfecto de una 'agua panela'. Foto: Shutterstock
Un pan de yuca o un buñuelo siempre será el complemento perfecto de una 'agua panela'. Foto: Shutterstock

Pero no, ahora a la aguadepanela la quieren evaporar de la faz de la cocina nacional, se nos olvida que nada pone mejor a sudar la gripa y que helada apaga la sed más macha, ahora preferimos el té chai o agüitas aromáticas en copas altas de vidrio con trozos de fruta para parecer sofisticados.

Se volvió un crimen destapar un bocadillo veleño porque, ¡Qué oso, eso es para agropecuarios!, ya nadie come gelatina de pata ni melcochas porque eso es del tercer mundo y para sentirnos civilizados preferimos un creme brulée (crema quemada) o un pie, que al sonar “pai” lo pone varios peldaños arriba de nuestro popular ponqué. ¿Y pon qué?, pues ponqué así somos y así nos convirtieron las redes y los canales de la TV.

No hablamos de jalea y melao sino de chantilly y cynamon Rolls, los pancakes enviaron al olvido a la inigualable mogolla chicharrona y la panzetta, el bacon y la tocineta al fenomenal chicharrón de 100 patas. Sí, aunque no lo crea nuestros maravillosos fríjoles con garra hoy se venden en lata y con pocas calorías como “Bean bacon”, "¡Qué ceba eso de empalagarse con la grasa que le fascina a los nacos!" (hasta para denigrar de nuestros semejantes, tan semejantes que somos igualiticos, usamos términos foráneos).

Yo no como cuento, yo no tomo un coffee break, yo voy por el algo o las onces, yo no quiero un steak sino un plato de carne ni el berriondo de grande, acompaño la sopa con un banano (Jamás banana) y no me gusta el risotto porque no cambio mi arrocito al almuerzo y después raspar 'la pega' o 'cucayo' hasta sacarle chispas a la olla.

Un bocadillo veleño se disfurta mejor con queso. Foto: Shutterstock
Un bocadillo veleño se disfurta mejor con queso. Foto: Shutterstock

Parece que ahora todos sabemos de alta cocina así esté ubicada en el primer piso, ser fieles a la tradición no nos quita, al contrario, nos reivindica con nuestro pasado y nuestra sangre. 

Con el estómago lleno me despido para irme pronto al water room porque no tolero la milk y debo madrugar 'tumorrou'.

¡Adieu mis paisanos!

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