Por: Redacción Turismo • Colombia.com

Turismo de naturaleza a cambio de cultivos ilícitos

Si el Estado garantiza las condiciones necesarias, esta actividad podría contribuir en procesos de erradicación voluntaria y protección de zonas de reserva.

Turismo de naturaleza. Foto: Shutterstock
Turismo de naturaleza. Foto: Shutterstock

Si el Estado garantiza las condiciones necesarias, esta actividad podría contribuir en procesos de erradicación voluntaria y protección de zonas de reserva.

Según la Fundación Ideas para la Paz, a mediados de la década de los setenta, Tailandia tenía 18.000 hectáreas de cultivos de amapola destinados a la producción de heroína.

Te puede interesar: 12 increíbles cavernas colombianas para descubrir

En 2002, la Organización de las Naciones Unidas declaró a ese país libre de estos cultivos, gracias a una política de desarrollo que antes de la erradicación forzosa abordó el acceso de la población a alternativas económicas como el turismo.

El doctor Héctor Santaella Quintero, de la Comisión de Expertos para la implementación de la Reforma Rural Integral, aseguró que Colombia podría aprender de esta experiencia, en un momento histórico en el que se registra el incremento de hectáreas dedicadas a los cultivos ilícitos.

“En el turismo de naturaleza las comunidades podrían encontrar grandes posibilidades de ingresos económicos y romper la dependencia a las organizaciones ilícitas”, sostuvo durante su intervención en el foro 'El turismo de naturaleza como estrategia para el desarrollo socio-económico y la consolidación de la paz', organizado en Cali por la Universidad Nacional de Colombia (U.N.) Sede Palmira.

Después de la victoria del NO en el plebiscito se planteó que los programas para el desarrollo rural incluyeran actividades como la agroindustria y el turismo, como parte de las propuestas enviadas desde diferentes sectores para los acuerdos de La Habana.

También puedes leer: ¡Organiza tu plan aquí!

Gobierno contradictorio

En esa línea, el doctor Santaella encuentra contradictorio que un gobierno vinculado a tales sectores promueva una política de erradicación forzosa, en vez de emprender con más fuerza tales programas para aportar alternativas económicas.

“El regreso al glifosato supondría la desestabilización económica de los campesinos, además de daños al medioambiente y la salud. Generaría conflictos entre el Estado y las comunidades, que pasarían a verlo como una amenaza. En esos escenarios los grupos ilegales ganan cierta legitimidad y apoyo ante las comunidades”, explica.

Agrega que un ejemplo de esta dinámica tiene lugar en Afganistán, donde la aspersión con glifosato ha generado cierto apoyo de la población hacia los talibanes en algunas zonas.

Sin embargo aclara que posicionar el turismo de naturaleza como apuesta para reducir los cultivos ilícitos hace necesario el acompañamiento estatal en seguridad, entre otros temas, según está contemplado en el punto cuatro de los acuerdos de La Habana, referente al problema de las drogas ilícitas.

Conservación y formalización

Según Herbert Olaya Cuesta, del Grupo de Gestión del Riesgo y Cambio Climático de la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca (CVC), con 191 áreas protegidas, el Valle es el departamento con mayor número de ellas; allí una de cada cuatro hectáreas forma parte de tales zonas, muchas de las cuales son reservas naturales que integran la oferta potencial en turismo de naturaleza.

Sin embargo, conflictos alrededor de la agricultura, los cultivos ilícitos, la minería y la construcción amenazan esa riqueza de recursos, y en muchas ocasiones los impactos están vinculados a comunidades que habitan las áreas de reserva.

Conservación ambiental

Foto: Shutterstock
Foto: Shutterstock

Para el profesor Enrique Alejandro Torres Prieto, de la Universidad Nacional, Sede Palmira y líder del equipo organizador del foro, el turismo de naturaleza podría representar una amalgama de soluciones para esas comunidades y para la conservación ambiental: “las personas que viven dentro de nuestros parques naturales en vez de tumbar el bosque para establecer cultivos ilícitos, podrían ayudar a preservarlo como agentes turísticos, promotores o guías”, expresa.

En el evento también participaron Katherine Getial Sinisterra, jefe de los puntos de información turística de la Secretaría de Turismo de Cali; Claudia Buitrago, directora del Departamento Técnico Administrativo del Medio Ambiente (DAGMA); Jaime Celis, de Parques Nacionales Naturales de Colombia, y Germán Morales, director de la Escuela de Turismo de la Universidad Autónoma de Occidente.

Un punto en el que coincidieron estos expertos es en entender el turismo de naturaleza más allá del simple aprovechamiento económico de los atractivos ambientales de un territorio.

Entre los componentes que se mencionaron dentro de esta actividad se encuentran la mejora de las condiciones de bienestar de las comunidades locales, la conservación de los recursos naturales, la educación que reciben los visitantes y operarios sobre los ecosistemas, y el desarrollo de una cadena de valor que garantice la satisfacción de los usuarios.

¡Puedes ver!