¿El exceso en el consumo de grasas afecta el apetito?
¿El exceso en el consumo de grasas afecta el apetito?
¿El exceso en el consumo de grasas afecta el apetito?
Un estudio realizado por investigadores de la Universidad Estatal de Pennsylvania, Estados Unidos, ha descubierto que el consumo excesivo de grasas no solo provoca problemas inflamatorios, sino que también puede afectar la capacidad del cerebro para regular el apetito.
La doctora Kirsteen Browning, de la Facultad de Medicina de la Universidad Estatal de Pennsylvania, lideró la investigación, que reveló que una dieta rica en grasas y calorías puede tener un impacto significativo en los astrocitos, células cerebrales que desempeñan un papel crucial en la coordinación de la actividad cerebral.
Según Browning, los astrocitos parecen ser sensibles a corto plazo a los alimentos ricos en grasas, liberando sustancias químicas que estimulan las neuronas del estómago para regular su funcionamiento. Sin embargo, después de un período prolongado de consumo excesivo de grasas, los astrocitos parecen desensibilizarse, lo que interrumpe la señalización al estómago y afecta su capacidad para llenarse y vaciarse correctamente.
El estudio, publicado en The Journal of Physiology, analizó el comportamiento alimentario en más de 200 ratones de laboratorio alimentados con dietas normales o altas en grasas durante diferentes períodos de tiempo. Los resultados mostraron que una exposición prolongada a una dieta alta en grasas afectó la capacidad del cerebro para regular la ingesta de calorías.
Manuel Núñez, periodista especializado en nutrición, explicó que la disminución de las sustancias químicas de señalización provocada por la inhibición de los astrocitos puede conducir a un retraso en la digestión y a un aumento del apetito.
La doctora Browning señaló que aún se necesita investigar si la pérdida de actividad de los astrocitos es la causa o la consecuencia del consumo excesivo de grasas, y si es posible restaurar la capacidad del cerebro para regular la ingesta de calorías.
Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) destaca la importancia de reemplazar las grasas saturadas por grasas insaturadas en la dieta para reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Se recomienda que entre el 20% y el 35% de las calorías totales provengan de grasas, con un límite del 10% de grasas saturadas.
Este estudio resalta la importancia de mantener una dieta equilibrada y moderada en grasas para preservar la salud del cerebro y del cuerpo en general.